Cambiar los billetes es un desperdicio (emitir el de $5000 y el de $10.000 no lo es), quitarle ceros al peso es prematuro. Modificar el régimen monetario es otra cosa.Para eludir un debate sobre el prócer que debía aparecer en el anverso de los billetes, hace algunos años el Banco Central optó por poner animales, trasladando el debate de la historia a la zoología. ¿Por qué hay que poner algo? Para complicarles la vida a los falsificadores; pero esto también se puede lograr con firuletes, marcas de agua, etc.Doble digresión para aflojar la tensión. Hace muchos años propuse que los billetes incluyeran fotos pornográficas, una eficaz herramienta antiinflacionaria porque la gente los retendría en vez de gastarlos. “Y mejoraría la balanza de pagos”, acotó Arturo Carlos Meyer, “porque los habitantes de los otros países también los demandarían”.La otra digresión: menos mal que los escoceses, votando, no logran dejar de pertenecer al Reino Unido de la Gran Bretaña porque, cuando esto ocurra, el Banco de Inglaterra tendrá que hacer algo, dado que en el anverso del billete de 20 libras esterlinas aparecería Adam Smith, ¡un extranjero!El cambio en la unidad monetaria es una cuestión de comodidad, importante, pero que no tiene nada que ver con las expectativas. Como tampoco tiene que ver con las expectativas la negativa de las autoridades a emitir billetes de mayores denominaciones. La costumbre de quitarle ceros a la moneda local comenzó en 1969 y -por ahora- terminó en 1992. En total le quitamos 13 ceros según la siguiente secuencia: 2, 4, 3 y 4.No nos apuremos. Para no volvernos más locos de lo que estamos, por razones prácticas deberíamos quitarle tres ceros a la moneda. ¿Qué sentido tiene hoy crear una nueva unidad monetaria en la que el dólar blue cotizaría a 20 centavos? Esperemos que la tasa de inflación futura no convierta a ésta en una cuestión urgente.Diferente es si el próximo gobierno, a partir del 10 de diciembre de 2023, como parte de un genuino cambio en el régimen monetario, dispone un cambio en los billetes y en la unidad monetaria. Pero, insisto, la bondad del nuevo régimen dependerá de su solidez, que entre nosotros quiere decir cómo hará para que el futuro gobierno no financie el desequilibrio fiscal emitiendo pesos por encima de la demanda. Lo demás puede ser vistoso, pero debe ubicarse en el plano estético y en el de la comodidad.Juan Carlos de PabloTemasNota de OpinionConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de Nota de OpinionLa interna y la ineptitud del gobierno sostienen a GuzmánPasado, presente y futuro de la navegación comercialLa escasez de la inversión extranjera directa debilita la posibilidad de exporta
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