Hay océanos de tiempo y marcas profundas de sal, embates y tormentas en esa efigie blanca que tan amorosamente el hombre de la foto busca restaurar. Esa figura tiene una magia extraña, como lo habrá podido comprobar quien haya descubierto piezas muy similares en la sala de mascarones de proa del Museo Benito Quinquela Martín. Rostros por lo general esculpidos en madera, con rastros de pintura antigua y una ambivalente vocación por lo eterno y lo efímero. El Museo Marítimo de Hull, en el Reino Unido, se renueva y para ello un equipo de voluntarios se está ocupando de limpiar y poner a punto los artefactos marinos atesorados allí. La colección del museo incluye objetos ligados a la pesca, el comercio, la caza de ballenas. En cada uno de ellos late la historia, el comercio, la aventura; sangre, hallazgos y pérdidas. Pero el misterio, todo él, se queda con los mascarones.Diana Fernández IrustaTemasLa historia detrás de la fotoConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de La historia detrás de la fotoAgenda calienteReparoTras bambalinas
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