Los últimos siete años han sido los más cálidos de los que se tiene evidencia registrada. Mientras las temperaturas aumentan, la niñez se expone cada vez más a riesgos climáticos intensos y destructivos, como la contaminación del aire, la escasez de agua, las olas de calor, las enfermedades transmitidas por vectores, los ciclones y las inundaciones fluviales y costeras.Seguir leyendo