Mundos íntimos. Cuando mi viejo tuvo demencia senil, el fútbol quedó como único espacio de contacto, lo que aún le entusiasmaba

Se fue apagando. Hubo días que olvidaba el nombre de su hija; otros no. De a poco resultaba más difícil dialogar con él. Pero su pasión quedaba al margen y el Mundial de 2014 permitió charlas amenas.

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