En un Gobierno plagado de viejas glorias y veteranos, hombres y mujeres que llevan décadas en primera línea de la política brasileña, el discurso inaugural más emocionante, el que probablemente será recordado, lo pronunció uno de los pocos ministros novatos. El filósofo Silvio Almeida, de 46 años, un académico que ha aparcado la investigación sobre el racismo estructural y la docencia para dirigir el Ministerio de Derechos Humanos. “Permítanme que empiece con lo obvio porque fue negado durante los últimos cuatro años. Trabajadoras y trabajadores de Brasil, existís y sois importantes para nosotros; mujeres de Brasil, existís y sois importantes para nosotros; hombres y mujeres negros de Brasil, existís y sois importantes para nosotros…”, proclamó como en una letanía.Seguir leyendo
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