(Actualiza con citas y detalles)Por Leonardo BenassattoBRASILIA, 10 ene (Reuters) – La policía brasileña
interrogaba el martes a unos 1.000 manifestantes retenidos en un
abarrotado gimnasio de la capital, después de que turbas
antigubernamentales saquearon edificios públicos durante el fin
de semana y mientras el nuevo Gobierno del país buscaba superar
la crisis.Buena parte de los manifestantes, partidarios del
expresidente Jair Bolsonaro, fueron detenidos el lunes cuando
soldados desmantelaron un campamento en Brasilia donde se
congregaron las multitudes el domingo antes de asaltar el
Congreso, la Corte Suprema y el palacio presidencial.Los manifestantes en el campamento frente al cuartel general
del Ejército exigían un golpe militar para anular el resultado
de las elecciones de octubre, en las que el presidente
izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva derrotó por poco a
Bolsonaro, quien hizo denuncias infundadas de fraude.El juez del Supremo Tribunal Federal Alexandre de Moraes,
que está a cargo de las investigaciones de las protestas
“antidemocráticas”, prometió en un discurso el martes combatir a
los “terroristas” que cometieron destrozos y ocuparon edificios
públicos en Brasilia.”La democracia prevalecerá y las instituciones brasileñas no
se doblegarán”, dijo Moraes en la juramentación del nuevo jefe
de la policía federal.Sin embargo, resultaba complejo llevar adelante una
investigación criminal tan enorme sobre un movimiento de
protesta poco organizado en las primeras semanas de un nuevo
gobierno.Aproximadamente 1.000 arrestados del campamento de protesta
fueron retenidos para ser interrogados en un gimnasio de la
policía, donde durmieron en el suelo, algunos envueltos en
banderas brasileñas, y se quejaron a un periodista de Reuters de
que estaban detenidos indefinidamente y mal alimentados.Cantaban y se tomaban selfies con sus teléfonos, mostró un
video publicado en las redes sociales.El senador de la oposición Marcos do Val, que ha denunciado
los disturbios de Brasilia como un error garrafal de la derecha
política, dijo a periodistas a la salida del gimnasio que muchos
de los detenidos “están pagando por estar en el lugar equivocado
en el momento equivocado”.Alrededor de otros 200 manifestantes estaban bajo arresto y
aguardaban la lectura de cargos en su contra en un centro
penitenciario por su rol en los disturbios del domingo, que
destrozaron algunos de los edificios más emblemáticos de la
capital, en el peor ataque contra la democracia brasileña en
décadas.Abogados del Gobierno pidieron a Moraes que ordene a las
operadoras de telefonía móvil y a las plataformas de redes
sociales que almacenen información que pueda situar a los
usuarios en las zonas de los disturbios del domingo, mientras
las autoridades tratan de identificar a los organizadores y sus
fuentes de financiación.No se ha hecho nadaLas investigaciones también pueden ir mucho más allá de
Brasilia. Los militantes probolsonaro discutieron en las redes
sociales planes para cortar carreteras y sabotear refinerías de
petróleo para causar un caos económico en paralelo al asalto a
la capital.La compañía brasileña de energía Eletrobras está
investigando si el colapso de dos torres de transmisión estuvo
relacionado con la violencia del domingo en Brasilia, según dos
fuentes familiarizadas con la investigación.Eletrobras no respondió inmediatamente a las peticiones de
comentarios. Su filial, Eletronorte, emitió el lunes un
comunicado sobre la caída de una torre que conectaba comunidades
rurales del norte de Brasil con la red central, con “indicios de
sabotaje”.Pero la violencia sorprendió al Gobierno de Lula, que apenas
lleva una semana en el poder, y podría retrasar los anuncios de
política económica previstos para esta semana por una
administración ansiosa por mostrar resultados.El jefe de gabinete de Lula, Rui Costa, dijo que el Gobierno
había vuelto al trabajo y que las decisiones políticas se
tomarían a tiempo.Lula, quien asumió el cargo el 1 de enero, se reunió el
lunes por la noche con el jefe del Supremo Tribunal Federal,
líderes del Congreso y gobernadores estatales en una muestra de
unidad nacional para condenar los disturbios. Visitaron el
edificio saqueado de la corte, que fue el sitio más dañado.Mientras, el expresidente de extrema derecha ingresó el
lunes en un hospital de Florida, en Estados Unidos a donde voló
48 horas antes de que terminara su mandato. Bolsonaro dijo a CNN
Brasil el martes que podría acortar su estadía en el país debido
a sus problemas médicos y regresar a Brasil antes de fines de
mes.(Reporte de Anthony Boadle. Editado en español por Marion
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