escucharescucharPodría ser un buen argumento para que Arthur Conan Doyle creara la secuela de su mítico personaje Sherlock Holmes, el detective privado que cautivó desde su creación, en 1887, a un público que se renovó con los años.Seguramente las nuevas generaciones no conozcan siquiera su nombre o sepan enumerar una de sus hazañas más emblemáticas, pero sin advertirlo comparten parte de esa curiosidad y valentía inherentes al oficio, dos condiciones necesarias para resolver misterios, investigar crímenes y actuar en casos de lo más variados.Con un carnet “profesional” como aval y bajo la supervisión de policías familiarizados con la tarea, un pequeño grupo de “detectives”, de entre 6 y 12 años, se calzó por estos días el traje de superhéroe típico de las películas o libros del género y jugó a ser parte del equipo real de expertos.En esta oportunidad, los chicos aprendieron varias de las técnicas que utilizan a diario los peritos para cada situación de la vida real que los convocaHuellas, polvo especial y luz ultravioleta coronaron la “escena del crimen” en la que interactuaron y trabajaron para ir detrás de un objeto perdido, sin demasiadas pistas o indicios concluyentes.Mediante juegos, los chicos aprendieron técnicas que utilizan en su cotidianeidad los peritos para cada situación que los convoca y muchas de aquellas herramientas que deben combinar para develar hechos delictivos de distinta índole.“Está bueno que los chicos conozcan las tareas de la Policía Científica, sus materiales nuevos, y logren insertarlos en actividades que no conocen”, dijo a LA NACION Andrea Monti, madre de Emanuel, uno de los niños que fue parte de la propuesta, organizada por el gobierno porteño. En tanto, el propio Emanuel, apuntó entusiasmado al salir: “Hicimos nuestra huella, usando un polvo especial, y con la ayuda de luz ultravioleta, pudimos verla en el papel”.Guiados en todo momento por especialistas en la materia, la nueva camada de “Sherlock Holmes” invitada pudo levantar rastros y cumplir así con la tarea que se le asignó desde un principio, tal como ocurre en los primeros pasos de una investigación compleja.Los chicos siguieron en todo momento las explicaciones de los expertos a cargo de la iniciativa para poder cumplir con la misión que se les había asignado Se trató de una réplica de la iniciativa realizada durante 2022 con vecinos de la ciudad en áreas que integran la Superintendencia de Policía Científica, como la Dirección de Criminalística, la División de Investigación Documental, la División de Balística, la División de Reconocimiento Antropométrico, la División de Análisis Físicos y Químicos y Química Industrial y el Departamento de Laboratorio Química, y que hoy agregará otro capítulo con un nuevo grupo acotado de niños destinado a poder conocer cómo se entrenan y las acciones que realiza la Unidad Canina de la Policía de la Ciudad (los perros de rescate, defensa y vigilancia del Grupo Especial de Rescate (GER), la División K9 del Departamento de Fuerzas Especiales y la Escuadra Fiel).“Estamos muy contentos de seguir compartiendo estas experiencias porque son una forma de estar cerca y de escucharnos. Y en este caso nos da mucha alegría acercar a las infancias el trabajo que día a día lleva adelante la Policía de la Ciudad para cuidarnos a quienes vivimos y transitamos por las calles porteñas”, señaló a este medio Juan Speroni Hernández, Director General Participación Ciudadana y Cercanía. Enseguida, reforzó la idea transversal que suelen recorrer este tipo de programas en la ciudad, en el que los porteños se vuelven protagonistas, más allá de la corta edad que tengan: “Experiencias como Pequeños Detectives, organizada por el Ministerio de Justicia y la Subsecretaría de Participación Ciudadana dentro del programa Experiencia BA para estas vacaciones de verano” les permiten a nuestros niños y niñas aprender de manera lúdica cómo es ser investigador; con estas acciones nos proponemos generar sentido de la justicia, de la responsabilidad y formar a los más chicos como ciudadanos activos”.No faltaron aquellas situaciones en las que fue necesario recurrir al análisis de huellas o al empleo de luz ultravioleta para resolver los casos que se presentabanQué es y cómo trabaja la Policía CientíficaEl trabajo de la Policía Científica se basa en la investigación y recolección de rastros para obtener información que ayuden a esclarecer casos delictivos. Sus tareas se dividen en dos instancias independientes, que se complementan para lograr resultados positivos: las de campo y las de laboratorio.Las tareas de campo comienzan cuando, ante un hecho en particular, se da aviso de la emergencia al 911 y se deriva a los peritos al sitio de interés acorde a la disposición de la Justicia.Es fundamental el cuidado de la escena del crimen por parte del policía que se encuentra de consigna, hasta la llegada de los especialistas de la Unidad Criminalística Móvil (UCM), quienes serán los responsables de abordarla, hacer una inspección ocular y recolectar los rastros para que sean examinados.Como primera medida, se ingresa a la escena con los encargados de planimetría para fijar el lugar y se toman imágenes de la escena sin ninguna modificación.El siguiente paso se relaciona con la instancia de levantar las evidencias con distintos materiales. Esto dependerá si son de sangre o huellas dactilares. Para las últimas se utilizan polvos magnéticos o líquidos con el fin de reflejarlas, dependiendo de la superficie a examinar.Cada rastro levantado se resguarda en sobres que son firmados y que dan fe de la existencia del mismo en la escena del crimen. Además, se labra un acta en la que se enumeran los detalles del rastro conseguido. En el caso de que se encuentre un arma de fuego, se detalla si está cargada y cuántos cartuchos contiene en su interior.El personal trata de hacer una radiografía del lugar del hecho y reconstruir lo que sucedió para generar hipótesis y poder quedarse con la más factible, y contribuir con la Justicia a dar una sentencia o modificarla si es necesario.Valeria VeraConforme a los criterios deConocé The Trust Project