escucharescucharHugo Ibarra dejó de ser el DT de Boca. Por tercera vez desde que Jorge Ameal es presidente, un entrenador es despedido antes de que culmine su contrato. A diferencia de los dos casos anteriores, los de Miguel Russo y Sebastián Battaglia, hay que remontarse a marzo de 2016 para encontrar una situación muy similar a la que sucede ahora. Entonces, Daniel Angelici le renovó el contrato a Rodolfo Arruabarrena, bicampeón, a comienzos de ese año y apenas dos meses más tarde lo despidió. En esta ocasión, los tiempos son parecidos: Ibarra también extendió su vínculo después de coronarse campeón, y solo 87 días más tarde dejó su cargo. En el medio, sumó otra estrella.El formoseño jamás se imaginó ser el técnico del primer equipo de Boca. De hecho, cuando se lo plantearon después del despido de Battaglia, fue claro: aceptó agarrar ese fierro caliente que era Boca, con la condición de que el club contrate un técnico a la altura de la demanda del club y que él pudiera volver a la Reserva, donde estaba muy conforme con su trabajo y también muy cómodo. Su presentación fue curiosa. Mientras Jorge Bermúdez aseguraba que el Consejo se iba a tomar “todo el tiempo del mundo para elegir al reemplazante de Battaglia”, Ameal, a su lado, confirmaba a Ibarra como DT del equipo hasta diciembre.El inicio del ciclo fue con polémica. Luego de marginar de los titulares al capitán, Carlos Izquierdoz, el Xeneize cayó 2 a 1 con San Lorenzo. Se dio en un partido donde el nivel del equipo fue paupérrimo, pero que quedó marcado porque Marcos Rojo, autor del gol, fue a celebrarlo con… Izquierdoz. Una serie de aciertos del DT y la luminosidad de sus individualidades culminaron con otra vuelta olímpica en la Bombonera. Cuando no apareció Sebastián Villa, lo hizo el pibe Langoni. Y si no, el Toro Morales, pero Ibarra se caracterizó entonces por jugársela por el que mejor estaba, se llame como se llamare. Y no falló.Hugo Ibarra terminó chocando con el plantel, primero con los experimentados y luego con los más jóvenes TelámPero cuando se suponía que Boca tenía todo para crecer en lo referido al volumen de juego, el cuerpo técnico pareció traicionarse. Insistió con el 4-3-3 y con la titularidad de varios jugadores que no atraviesan por su mejor momento. Los más evidentes son Frank Fabra, Pol Fernández, Juan Ramírez y Sebastián Villa. Todos siguieron jugando, a pesar de que los resultados comenzaron a activar todas las alarmas. Nadie las quiso escuchar. Ante Instituto, Boca jugó peor que contra Banfield, frente al Taladro rindió por debajo respecto del partido contra Defensa y Justicia, y ante el Halcón disminuyó el nivel en comparación del encuentro ante Talleres de Córdoba. Siempre fue en declive.Ese cambio en su manera de conducir, al apostar por los hombres de más experiencia en detrimento de los chicos, es quizás el lugar donde terminó de romper el vínculo con el plantel. Distanciado desde el día 1 con los más adultos por la desafectación de Izquierdoz (que nadie interpretó como una decisión del DT, sino del Consejo), el apoyo grande que tenía de los más jóvenes -precisamente por hacerlos sentir parte y por involucrarlos- ya no era tal.De hecho, aunque lo disimuló, la cara de fastidio de Luca Langoni exhibió su desencanto ante la decisión del técnico de apostar a una línea de ataque de tres futbolistas, algo que complicó y encerró la libertad de movimientos que tenía el joven jugador por todo el frente de ataque el año pasado.Conferencia de prensa de Hugo Ibarra luego del triunfo de Boca ante VelezCaptura de videoEl contexto es muy similar a aquel que se había dado con la salida del Vasco. Quien lo suceda tendrá la desventaja de no haber conducido la pretemporada ni haber podido elegir refuerzos en el mercado de pases. A diferencia de aquel comienzo del ciclo de los mellizos Barros Schelotto, ahora al menos todavía no comenzó la Copa Libertadores, pero arrancará la próxima semana, un desafío a la vuelta de la esquina donde el conjunto de la Ribera enfrentará en el Grupo F a Colo Colo, Monagas y Deportivo Pereira.Salvo una sorpresa de último momento, el próximo entrenador será inicialmente un interino. Y los que más a mano están son Mariano Herrón (DT de la Reserva) y Blas Giunta (coordinador de Inferiores). Los dos nombres de peso que suenan son Gerardo Martino (dirigió a México en Qatar 2022) y José Pekerman, de gran relación con Riquelme desde el Mundial Sub 20 de Malasia 97 y reciente trabajo en el seleccionado de Venezuela.Después de 8 fechas de la Liga Profesional, el Xeneize suma 11 puntos sobre 24 posibles, con el agravante de que todavía no jugó contra ningún equipo de los denominados grandes (el primero será San Lorenzo, en la fecha 11°).También resulta considerar con seriedad la teoría de un supuesto boicot del grupo de jugadores. De hecho, el plantel actual de Boca está diseñado por esta dirigencia. Solo Fabra y Villa (la conducción insiste con la titularidad de ambos) son los que ya estaban en el club cuando asumió Ameal. Después de 260 días al frente del equipo, el tridente encabezado por el formoseño no solo se convierte en el ciclo más breve para un cuerpo técnico durante esta gestión, sino que hay que remontarse a 2010 para encontrar un entrenador que haya durado menos tiempo que el formoseño en el banco: fue Abel Alves, que estuvo solo 67 días al frente del plantel. Curiosamente, entre otras decisiones polémicas, aquel DT interino resultó el responsable de excluir del equipo titular a…. Ibarra.Como un déjà vu, Boca tropieza con la misma piedra y vuelve a quedarse sin entrenador. Y a días de su debut en la Copa Libertadores no hay indicios claros de quién será su próximo DT.Pablo LisottoTemasBoca JuniorsMundo BocaHugo IbarraJuan Román RiquelmeConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de Mundo BocaLa crisis de Boca. Riquelme despidió a Hugo Ibarra: a nueve días del debut en la Copa, el Xeneize busca un nuevo DTSe viene la Libertadores. 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