El socialista Pedro Sánchez, que perdió las elecciones del 23-J pero tiene más probabilidades que ningún otro candidato de lograr una mayoría parlamentaria para ser investido, dejó claro el día después de los comicios que esa negociación quedaba congelada hasta, como pronto, la segunda mitad de agosto. El presidente en funciones y sus ministros comunicaron que se iban unos días de vacaciones y que sería a partir del 17 de agosto —fecha de constitución de las nuevas Cortes— cuando se activaría el proceso para buscar los aliados necesarios para esa investidura. Se aventuraba así un paréntesis de varias semanas en las que quedaría patente la soledad del candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, que ganó las elecciones pero sin mayoría absoluta ni apoyos suficientes en el Congreso para ser investido. Sin embargo, esos potenciales aliados de Sánchez —principalmente, los partidos nacionalistas catalanes y vascos— han empezado a moverse ya, nombrando en algunos casos a sus equipos negociadores y recordando a los socialistas que son ellos quienes tienen que hacer una oferta para explorar las posibilidades de acuerdo.Seguir leyendo