Año tras año aumenta en Europa el número de víctimas mortales relacionadas con las condiciones meteorológicas. Los fenómenos climáticos extremos, como las mortíferas olas de calor estivales y las inundaciones repentinas, son cada vez más frecuentes a medida que se impone la nueva realidad climática. Además, el incremento de los costes de vida, agravado por la volatilidad de los precios de la energía, obligó el año pasado a muchos hogares a elegir entre calentarse o comer, suponiendo que muchos más cayeran en la pobreza energética. Entre las principales causas se encuentra el ineficiente parque de edificios de Europa, así como una gran dependencia de los combustibles fósiles.Seguir leyendo