La humanidad ha estrechado muchísimo el cerco a la poliomielitis desde que, en 1988, la Asamblea Mundial de la Salud adoptó una resolución para su erradicación. Los casos de poliovirus salvaje han disminuido en más del 99%, al pasar de unos 350.000 en más de 125 países en aquel entonces a seis en 2021. Y cuando se veía cerca la meta de acabar con esta dolencia, arrinconada en Afganistán y Pakistán —los dos únicos países endémicos en los que nunca se ha cortado la transmisión—, reapareció donde ya se la daba por vencida. En 2021 se registró un brote en Malaui, después en Ucrania ese mismo año, luego Mozambique e Israel, e incluso se confirmó un caso en el Estado de Nueva York y el virus fue detectado en aguas residuales de Londres hace poco más de un año. La mayoría se dan por “cerrados”, pero el riesgo a que estos episodios aumenten y se repitan han elevado las alarmas.Seguir leyendo