CompartirEscucharMarco Estell fue una de las figuras más importantes de mediados de los años ochenta, pero su imagen se vio empañada por una serie de dramáticas situaciones que comenzó con el suicidio de su segunda esposa, la actriz Graciela Cimer. Este martes, el nombre del protagonista de la telenovela Dos para una mentira y Es tuya, Juan, volvió a ser mencionado en los medios después de mucho tiempo. Y una vez más, asociado a denuncias y escándalos.Karina Mazzocco, en su ciclo de América A la tarde, presentó un informe que dio cuenta de la trayectoria del actor y también las situaciones en las que se vio involucrado, como la masacre de General Villegas, en la que fueron asesinadas seis personas en la estancia La Payanca. Tres de las víctimas eran propietarios de la estancia y familiares directos de Claudia Gianoglio, entonces pareja del actor y madre de su segundo hijo, Martín.Luego, Mazzocco y sus panelistas entrevistaron a las sobrinas de Estell, Lorena y Silvina, que lo acusan de haberlas estafado. “Hay una sucesión abierta del padre de Marco Estell que dejó al menos dos propiedades en el barrio de Villa Urquiza. No se imaginen dos casitas, son dos propiedades grandes que han sido subdivididas, donde hay un galpón, donde hay garages, y además, hay viviendas”, comenzó explicando el periodista.Y continuó: “Luis Marco Estella -tal el verdadero apellido del actor- era el padre de Marco, y fallece en el año 1992, y a partir de ahí, se abre una sucesión. Su esposa, Olga Elvira Romero se queda con la administración de estos bienes, porque así también lo habían decidido sus propios hijos, Alberto Ricardo (Marco Stell), Olga María, Marco Antonio y Luis Norberto, hasta que fallece en el año 2016. Y ahí se abre una guerra, porque quien se habría apropiado de estos bienes es justamente el actor, quien empieza a administrarlos, a alquilar y a quedarse con los alquileres de esas propiedades. Además, él y dos de sus hijos usufructuaban viviendas. No reparte ese dinero con sus sobrinas, quienes después de mucho presionar, en 2021 y por cuatro meses, perciben una cifra simbólica que se le ocurre a él y que no era la que correspondía. Pero en un momento eso se corta definitivamente, y no les pasa nada más”.“Esas sobrinas dicen, incluso, que es el capítulo final de esta novela negra, y reclaman un canon locativo, parte del alquiler que les corresponde porque la sucesión sigue abierta y tienen tanto derecho como el actor, porque su padre falleció y ellas representan el derecho de su padre, el hermano de él”, indicó el periodista.Las sobrinas del actor aludidas, seguían el relato de Estévez desde el móvil. Y, tras la introducción del tema, una de ellas, Silvina, tomó la palabra. “Nosotras no estamos reclamando solamente los cánones locativos que él no nos dio, que no dividió. Además, en algún momento habíamos logrado ponernos de acuerdo en poner en venta las propiedades para que cada uno pudiera tomar parte de lo que le correspondía, pero de manera arbitraria, también, y porque un día se le antojó, sacó los carteles de la inmobiliaria. A partir de ese momento, no hubo más comunicación”, denunció.Mazzocco dio por hecho que hasta el momento en el que comenzaron las desinteligencias por la herencia, ellas habían mantenido una buena relación con su tío, pero la otra sobrina del actor, Lorena, aclaró: “No. Nuestro tío siempre apuntó a su figura, a su estética y a su carrera. Durante años no lo hemos visto. Nuestro papá falleció seis meses después que nuestro abuelo y quedamos solas con mamá, con 15 y 17 años. Desde ese momento y por 15 años, aproximadamente, no supimos nada de él. De hecho, no sabíamos que se había mudado a Mar del Plata. Y luego, no sé si por las vueltas de la vida o el destino, él decide retomar el vínculo y se acerca al domicilio de La Tana, Noemí Mirta Casini, que hizo de padre, madre y nos crio”. View this post on Instagram A post shared by América TV (@americatv)
“Antes de la muerte de nuestro abuelo y de nuestro padre, la familia era una familia normal, o por lo menos aparentaba ser normal. Y cuando fallece mi abuelo y posteriormente, meses después, nuestro papá, la familia desaparece, tanto él como nuestra abuela y nuestros otros dos tíos. En ese momento, mi mamá no reclamó nada por respeto a que mi abuela estaba viva y a la memoria de mi padre. Mi abuela murió en el 2016. Él había retomado contacto con nosotras en 2011 con el pretexto de ser un tío presente con que podíamos contar para lo que necesitáramos”, continuó el relato Silvina. “En ese momento, el trato era normal, agradable y parecíamos la Familia Ingalls. Por eso creímos que quizá era el momento de recomponer vínculos”, agregó.La conductora, entonces, quiso saber cuál es la imagen que tienen actualmente de su tío. “Desprecio, lástima”, respondió Lorena. Y Silvina agregó. “Te puedo decir todas palabras que no van a estar buenas para el horario en el que se emite el programa. Es una decepción enorme. Es una persona oscura, no tiene principios. Pareciera que no compartimos la misma sangre. Eso nos da un poco de vergüenza”.Luego, los panelistas recordaron que a Marcos, uno de los dos hijos del actor, se lo condenó en mayo de 2022 por robo, incendio y amenazas coactivas. “Él le quiso dar una oportunidad al hijo que luego cae preso y lo nombra apoderado. Y fue un desastre. Le pedimos por favor que no lo dejara a cargo de los alquileres porque no nos estaba pasando dinero, se estaba gastando la plata él, y mi tío no accedió telefónicamente, no intentó conciliar. No es un tipo conciliador”. El abogado de las dos mujeres, Darío Galván, dio entonces precisiones sobre el estado de la causa: “En el marco del expediente principal del papá de Marco Stell hay un reclamo de cánones locativos como la partición de los bienes que componen el acervo hereditario”.Con respecto al resto de la familia, Silvina explicó: “Eran cuatro hermanos, una mujer y tres hombres. Hay primos que continuaron su familia, el tema es que desde que fallece nuestro papá hasta unos años después, lo que sucede es una mágica sesión de derechos hereditarios”. “Todos los hermanos, menos el papá de Silvina y Lorena, que había fallecido, hacen una sesión de derechos hereditarios en favor de Marco Stell”, aclaró el letrado. “Ellas ponen en duda esa sesión. Es una cuestión de interpretación por conocimiento familiar que tienen las chicas. Eso es a lo que me hacen referencia, pero eso no lo puedo certificar”, intervino el letrado.“Imagínense que nosotras, desde los 17 años, más 15 que estuvimos sin verlo, volvemos a tener contacto con él porque se acerca haciéndose el pollito mojado, el tío fatal. Con el tiempo nos enteramos de esta sesión de derechos o un tipo de compra-venta, pero no entendíamos nada. Acá el quid de la cuestión es que él, básicamente, estafó a toda la familia. Mi tía, su hermana, era una persona medicada bajo tratamiento psiquiátrico durante toda su vida. Hoy una de sus hijas está habitando una de las propiedades, que era la de mi abuela, porque nació ahí y se quiso quedar, y no está pagando absolutamente nada porque se cree con derecho. Y no sabemos en qué estado estaba mi tía cuando firmó eso”, explicó Lorena. Y agregó: “Yo no sé de leyes, pero yo siento que fue una estafa. Éramos dos menores de edad, hijas de quien él decía que era su hermano del alma. Si mi papá viera esto, se volvería a morir. ¡Nos dejó en la calle mi tío! A mi mamá, viuda con 35 años y dos adolescentes a cargo, que tuvieron que salir a trabajar. Todo lo que tenemos, lo conseguimos a fuerza de nuestro trabajo; algo que él no sabe hacer, porque no le dan trabajo en ningún lado. No conocen lo que es trabajar. Ninguno de los que vivieron y viven en esas dos propiedades saben lo que es trabajar”.“Nosotras nunca recibimos un centavo de él. Jamás. Todo lo que tenemos lo tenemos gracias a nuestra madre y a nuestro esfuerzo”, indicó Lorena. Y Silvina aclaró: “Solo durante 4 meses de 32 años recibimos… ¿Les parece que es representativo? Cuando se muere mi abuela pensamos que se iban a percibir los alquileres y se iban a dividir como corresponde; y después creíamos que se iban a poner en venta las propiedades, que cada uno se iba a llevar su parte y todos contentos. Cerraba hermoso. Ese fue el momento en el que él se desentendió de todo y nombró a su hijo como apoderado. Mi primo empezó a hacer un desastre, cayó preso, y él le pasó el poder a su otro hijo, que se llama Martín, que es bastante más sensato. Ahí cobramos cuatro meses y un día dijeron: ‘Chau. No les pago más, porque no quiero pagarles’. Nos dijo que no nos iba a pagar porque habían decidido poner las propiedades en venta, y dejó de pagarnos. Y otro día, decidió que no estaban más en venta, y siguió sin pagarnos”.LA NACIONConforme a los criterios deConocé The Trust Project
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