Estaba una vez más allí. Con sus mejores ropas, que siempre fueron las de jugador de fútbol. Parado, los brazos en la cintura, esperando la orden del árbitro para ejecutar un penal, en el arco de la Bombonera que da espaldas al Riachuelo. Era el mismo lugar donde se ubicó el día del debut en el ‘81, cuando de ese modo marcó su primer gol oficial con la camiseta de Boca ante Talleres, o cuando unos meses más tarde, contra Racing, anotó el que valdría un título. Enfrente, nada menos que Sergio Goycochea, especialista en atajarlos, ahora en la valla de Newell´s. Diego tomó una corta carrera y la colocó con suavidad a la derecha del arquero. Salió corriendo eufórico, a festejarlo con sus compañeros y el público que había reventado el estadio. Nadie podía saber que se estaba asistiendo al último gol oficial de Maradona, en una jornada que iba a quedar, por múltiples factores, en la historia del fútbol argentino.Maradona y Goyco, amigos y rivales ese histórico 14 de septiembre de 1997 en la BomboneraFue el domingo 14 de septiembre de 1997, cuando se disputó la tercera fecha del torneo apertura. Las dos primeras se habían desarrollado a fines de agosto y, tras el parate por las Eliminatorias, llegó la reanudación con algo inédito para la liga local, como lo fue la implementación de la numeración fija en las camisetas para todo un campeonato, en primera división. Estos 27 años que han transcurrido, a nivel comunicación, parecen muchísimos más y este es un ejemplo, porque eran muy pocos los que tenían conocimiento de la innovación, que ahora se hubiese masificado por las redes sociales de los clubes o de los propios protagonistas.El partido más destacado de la jornada fue el de Boca frente a Newell´s en la Bombonera, porque marcaba el regreso de Maradona, luego de haber dado positivo en un control antidóping en la fecha inicial, en la victoria 4-2 ante Argentinos Junios. Hubo muchas versiones, idas, vueltas, abogados, suposiciones y hasta una presentación en tribunales de sus abogados, para que se investigue el análisis. Finalmente, un juez aceptó ese pedido y le ordenó a la AFA que le levantara la suspensión. El público Xeneize se motivó aún más y agotó las entradas para el match frente al cuadro rosarino, que iba a quedar en la leyenda.Guillermo Barros Schelotto, con la camiseta 23, festeja su primer gol en Boca, abrazado por Claudio Paul CaniggiaY no solo por el último gol de Diego, sino porque allí hicieron su debut por torneos de AFA con esa camiseta, tres jugadores que estaban destinados en situarse en la historia grande de la institución: Guillermo Barros Schelotto, Martín Palermo y Jorge Bermúdez. El Loco y el Patrón ya habían disputado un encuentro por la Supercopa, pero no en el certamen local. El mellizo ingresó en el segundo tiempo y, anticipando los dulces tiempos por venir, convirtió el gol de la victoria por 2-1.Guillermo no utilizó la 7, que sería su marca registrada, ya que esta casaca quedó en poder de Julio Toresani, porque el nacido en La Plata no estaba en los planes originales del Bambino Veira para ser titular y lució la 23. Claudio Caniggia pidió la 8, su número favorito desde el Mundial ‘90 y Diego Latorre el 11, que era su preferido desde los tiempos del Maestro Tabárez como DT boquense. Cuatro futbolistas que se erigirían en parte de la base del cuadro de Carlos Bianchi a partir del año siguiente, estaban anotados del 17 al 20: Walter Samuel, Rodolfo Arruabarrena, Diego Cagna y Juan Román Riquelme.Martín Palermo frente a Newell´s, la tarde de su debut en Boca por torneos de AFA. Ya había jugado con la camiseta azul y oro por la Supercopa contra CruzeiroEl primer 10 de Boca en la numeración fija fue para Maradona, en un acto de justicia. Lo mismo ocurrió con la 9 de River, que fue lucida por Enzo Francescoli. Y un dato más hermana a estos fenómenos: aquel torneo apertura 1997, fue el último de sus respectivas carreras. Diego se retiró en octubre, luego de ganar el superclásico en el Monumental, mientras que Enzo hizo lo propio en diciembre, tras consagrarse campeón.La mítica camiseta número 10 de los Millonarios, también estuvo en buenas manos (o pies) en aquel torneo fundacional de dorsales fijos, ya que fue utilizada por Marcelo Gallardo. Sebastián Rambert tuvo la 22, con el detalle particular de ser uno de los pocos en disputar el mismo torneo para los dos más grandes de nuestro fútbol, porque en la fecha inicial actuó para Boca ante Argentinos Juniors y, como el libro de pases continuaba abierto, fue transferido a River, donde hizo su debut en esa tercera fecha, el domingo 14 de septiembre, en la victoria por 3 a 0 frente a Ferro Carril Oeste en Caballito.Marcelo Gallardo, el primer 10 de River Plate con la numeración fijaEn Estudiantes de la Plata, desde la temporada anterior, se venía destacando un joven mediocampista, pleno de dinámica y gran visión del juego, que había llegado desde Newell´s. Al momento del reparto de los números, no dudó en pedir el 18, con el que se había consagrado campeón mundial juvenil en Malasia un par de meses antes. Era Lionel Scaloni, quien continuó la senda de buenos rendimientos y, al finalizar el torneo apertura, fue transferido al Deportivo La Coruña, donde lograría su consagración.El más original, sin ninguna duda, de los 20 equipos que por entonces conformaban la primera división, fue Deportivo Español. Silvio Carrario fue su goleador (convirtió 9 tantos en 15 partidos) utilizando el número 1, en una excentricidad absoluta, que relegó el deseo del arquero Sandro Guzmán, de reciente paso por Boca, que declaró: “Cuando vi la lista que había confeccionado el utilero, me puse furioso. Con el 1 aparecía Carrario y yo con el 10. No entendía nada. Primero me sorprendí, porque yo odiaba ese número, no lo quería, pero al poco tiempo me gustó. Realmente tiene un sabor especial”. Carrario, fiel a su estilo, no se quedó atrás a la hora de declarar: “El 1 me pareció extravagante y medio raro, pero no fue nada contra Sandro, al contrario. Después de todo, él se quedó con el 10. ¿Qué más puede pedir?”.Lionel Scaloni en Estudiantes con su clásico 18, gritando un gol junto a Piersimone. Dos tipos de números distintos en las camisetas del mismo equipoLas “locuras” de ese equipo de Deportivo Español no concluyeron allí. Gustavo Dalsasso, el arquero suplente, lucía el 2, mientras que el habilidoso enganche uruguayo Juan Martín Parodi, el 6 y el Pepe Basualdo, en un particular exilio futbolístico (su pase pertenecía a Boca, donde regresaría para ganar todo con Carlos Bianchi como entrenador), tenía un extraño 9. Dos defensores titulares, como Javier Páez y Jorge Reinoso, utilizaban números altísimos: 32 y 33 respectivamente.La eterna rivalidad santafesina tuvo su pequeño episodio también aquí, pero con una coincidencia más que cualquiera de las diferencias que suelen separarlos. José Luis Marzo, en Unión, y Adrián Gorostidi en Colón tenían en común su potencia y capacidad goleadora, además del apodo, porque a ambos los llamaban Loco. Por ese motivo ninguno de los dos dudó al momento del reparto de números y con toda lógica, lucieron el 22.Los increíbles números de Deportivo Español: el arquero Sandro Guzmán con el 10 y el goleador Silvio Carrario con el 1Líneas arriba mencionábamos cierta justicia que se dio en algunos casos emblemáticos, con la primera numeración fija de la historia, cosa que no solo se dio con Maradona y Francescoli, sino con otros futbolistas representativos de sus clubes: José Luis Chilavert (1) y Christian Bassedas (8) en Velez, Darío Cabrol (10) en Unión, Néstor Gorosito (10) en San Lorenzo, Eduardo Coudet (8) y Omar Palma (10) en Rosario Central, Hernán Díaz (4) y Leonardo Astrada (5) en River, Rubén Capria (10) en Racing, Julio Saldaña (4) en Newell´s, Hugo Morales (10) en Lanús, Jorge Burruchaga (7) y Daniel Garnero (10) en Independiente y Daniel Montenegro (10) en Huracán.Otra figura que le dijo adiós al fútbol profesional en aquel apertura 1997 fue Oscar Ruggeri, quien disputó sus últimos partidos con la camiseta de Lanús, pero no lo hizo con su clásico número 6 (lo tenía Gustavo Siviero), sino que utilizó el 2. El detalle particular con el Cabezón se dio el domingo 7 de diciembre, cuando enfrentó como local a Estudiantes de La Plata. Había anunciado que esa sería su despedida. A los 10 minutos, el Granate tuvo un penal a su favor y él tomó la decisión de ejecutarlo. Lo convirtió con gran serenidad y automáticamente pidió el cambio, cerrando un ciclo brillante, lleno de títulos, iniciando en junio de 1980.Los dos “locos” de Santa Fe. Gorostidi, de Colón, y Marzo, de Unión, luciendo el número 22En la lista de Newell´s se dio una situación particular con Julio Zamora, quien había surgido de sus inferiores y, tras un paso por España y River Plate, regresó al club para ser campeón dirigido por Marcelo Bielsa, siempre utilizando el 7. De allí fue transferido a México y al volver, no quiso ese número sino el 27 y así lo explicó: “Lo pedí por Carlos Hermosillo, quien fue compañero mío en Cruz Azul. Es un verdadero fenómeno como persona y como jugador y usarlo, es una manera de sentirme cerca de él”.Un número que suele ser poco querido en general, y en el ambiente del fútbol en particular, es el 13, por su vinculación, según las creencias, con la mala suerte. Sin embargo, en ese torneo, hubo dos jugadores que lo pidieron especialmente, porque lo sentían en el polo opuesto y les había dado éxito: Carlos Bossio, arquero de Estudiantes y Sebastián Washington Abreu, delantero de San Lorenzo, que lo siguió utilizando hasta el final de su extensa carrera.Para las nuevas generaciones, la numeración fija es una costumbre y, a veces, miran asombrados cuando descubren que la primera división se encolumnaba años atrás del 1 al 11. Pero allá por el ‘97 fue una tremenda innovación, aparecida en una tercera fecha, que no fue una más. Quedó en la historia como ese torneo apertura pleno de emociones, datos curiosos y la lágrima futbolera por el retiro de Diego y Enzo.
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