La OTAN ha señalado este martes que sigue de cerca la escalada bélica en Líbano tras los bombardeos israelíes de la última semana que han acabado con la cúpula de partido-milicia chií Hezbolá y dejado un balance de un millar de muertos y el inicio esta madrugada de una invasión terrestre, apostando por el fin de las hostilidades y apoyando el trabajo de los aliados para un alto el fuego en Oriente Próximo.
En la jornada en la que el ex primer ministro neerlandés, Mark Rutte, cogerá el relevo de Jens Stoltenberg al frente de la OTAN, el secretario general designado ha insistido en que la organización militar sigue de cerca la evolución de la crisis en Líbano, aunque no desempeña un papel específico en este conflicto.
“Como alianza estamos en contacto con los socios en la región y esperamos que las hostilidades acaben lo antes posible. Hay una preocupación clara”, ha valorado Rutte.
Por su lado, el líder saliente de la OTAN ha reiterado que la organización está preocupada por la escalada bélica en la región y apoya los esfuerzos de los aliados “para desescalar y encontrar una salida política” tanto en Gaza como en los recientes acontecimientos en Líbano.
En las últimas horas, el Ejército israelí ha iniciado una invasión en el país vecino que enmarca en una operación “selectiva y limitada” contra “objetivos terroristas e infraestructuras” de Hezbolá, argumentando que suponen “una amenaza inmediata y real para los asentamientos israelíes en la frontera norte”.
La anunciada ofensiva obedece a la campaña militar iniciada hace poco más de una semana contra objetivos de Hezbolá y se desarrolla en paralelo a los combates en Gaza contra Hamás. Los ataques israelíes se han incrementado desde mediados de septiembre y han acabado con la vida de gran parte de la cúpula de Hezbolá, incluido su secretario general, Hasán Nasralá, muerto el pasado viernes en un bombardeo en Beirut.