Uno de cada cuatro adultos del mundo ha declarado sentirse muy o bastante solo en la última encuesta de Meta-Gallup. Realizado en 142 países, el estudio dio a conocer que el 24% de las personas de 15 años o más dicen sentirse solas. Estos índices son más altos entre los adultos jóvenes: alcanza al 27% de quienes tienen entre 19 y 29 años. Las tasas más bajas se encontraron entre los adultos mayores: solo así se sintió el 17% de las personas de 65 años.El filósofo alemán Arthur Schopenhauer solía decir que “la soledad es el puente entre nuestro ser interno y el vasto universo exterior”. La vincularidad es el gran problema de nuestra época, de las relaciones que no fueron o que no terminan nunca de iniciar… “Fingimos que estamos completos, nos decimos lo bien que nos va estando solos y sostenemos discursos exitistas y desafectados. Pero la mayoría de las personas en terapia declaran que quieren estar con alguien”, así explica Alaleh Nejafian (1984), nacida en Teherán, Irán, psicóloga especializada en orientación vincular en adultos y autora de Por amor, por qué pasamos de soportarlo todo a no soportar nada. Según la especialista, la volatilidad de las relaciones amorosas no puede pensarse como un hecho exclusivo del terreno compartido entre dos personas.DESPUÉS DE LOS 50: CUATRO CONSEJOS CLAVES PARA NADAR MEJOR Y DISFRUTARLO–¿Cómo se ha transformado el concepto del amor en un mundo marcado por las conexiones digitales y la virtualidad?–La manera en que vivimos afecta considerablemente el modo de vincularnos con otros. La virtualidad, por ejemplo, nos trajo vínculos más ansiosos e intolerantes que buscan estar en contacto permanente, sin intervalos. También algo más paranoicos, pasamos de querer conocer al otro, a espiarlo 24 horas. Sin embargo, el amor se alimenta de la distancia y la espera, dos instancias imprescindibles para construir un lazo erótico con el otro. Si vivimos la distancia como abandono y la espera nos pone los pelos de punta, estamos en problemas.Y las apps de citas que prometían una solución, están en declive. Nos damos cuenta de que no basta con un match.Para construir un vínculo hay que mover el deseo y asumir el riesgo de poner el cuerpo y exponer el alma.Por otra parte, vivimos muy mal. El estrés, la situación económica, el capitalismo, la precarización laboral no crean las condiciones de disponibilidad para estar con otro. Para habilitar el encuentro mínimamente, tenemos que bajar la velocidad y dar tiempo. Sin embargo, el aislamiento nos hace caer en la soledad, la epidemia de la época. Es preciso recuperar nuestra vida en comunidad, el uno a uno, porque una vida conectada con el amor y con los otros no está en el reflejo de mi celular ni en los confines del departamento en el que vivo, mucho menos en el individualismoEl estrés, la situación económica, el capitalismo, la precarización laboral no crean las condiciones de disponibilidad para estar con otro, según la expertaShutterstock–¿Considerás que el mercado y el consumismo afectan al amor? ¿En qué lo impactan?–La descomposición de los lazos sociales es una degradación que se puede pensar en la intersección entre el capitalismo, la cultura de la modernidad, la tecnología, la industria del consejo y la autosuficiencia, entre otras cuestiones. El capitalismo ha transformado nuestra subjetividad y nuestras prácticas emocionales y sexuales; nos ha enseñado cómo elegir y cómo desechar relaciones en una lógica de consumo que va de una relación a otra sin pausa, ni culpa, ni vergüenza.Esto no es autonomía ni empoderamiento, es la lógica del funcionamiento del mercado. Es saltar de una relación a otra, como quien prueba un producto y después otro, bajo la promesa de que siempre hay algo nuevo y mejor. El amor no es una experiencia de “satisfacción garantizada”, no podemos sacar cuentas, calcular costos, evitar el riesgo de ser vulnerables ni convertir al otro en mercancía consumible.–¿Cómo ha cambiado desde la psicoterapia el abordaje de las relaciones que no se entablan desde un vínculo presencial?–La terapia nos devuelve el cuerpo, la capacidad de decisión y ayuda a desarmar ese caos interno que provoca quedar atrapado en la conexión remota. Los terapeutas somos testigos de las ansiedades, confusiones y desencuentros de relaciones que se inician y sostienen desde la virtualidad y, también, de los vínculos a distancia.En mi experiencia, hay un momento en que nos cuestionamos la falta de contacto, por suerte. La virtualidad nos permite sostener relaciones a distancia, pero cabe preguntarnos si eso nos satisface en un sentido profundo o encontramos en el otro, disponible a un clic, un ansiolítico que amortigua nuestras ansiedades o soledades.¿No es eso acaso lo que cuestionan algunas personas? “¿Por qué x está disponible todo el día en el chat, pero no termina de encontrarse conmigo?” Porque poner el cuerpo es otra cosa.LOS BENEFICIOS DE PONER 4 HOJAS DE LAUREL DEBAJO DE LA ALMOHADA–¿Cuáles son los dilemas más fuertes con los que lidiamos hoy en materia de amor?–Nuestro dilema es la pareja, que se ha convertido en un problema. Nuestra época es una época de transición, en la que la institución matrimonial ha perdido su peso y ya no es la única dirección posible.Las últimas décadas fueron de deconstrucción de mandatos, prohibiciones y pudimos insertar una pregunta donde había una certeza incuestionable.Desarmamos el rompecabezas del amor, pero la tarea no está terminada. Porque estar más deconstruidos no quiere decir que estemos viviendo en armonía. Tampoco nos creamos tan deconstruidos. Tenemos nuevos problemas y habitamos una transición en la que no hay marcos de referencia, lo que nos está enloqueciendo, sobre todo, en los inicios de una relación.El mayor dilema de la era es la pareja, que se convirtió en un problema
SHUTTERSTOCK – ShutterstockBásicamente, nos cuesta estar con otro, armar un vínculo, atravesar los problemas de ser con otros.Las relaciones empiezan y no llegan a consolidarse. El conflicto se vive con rechazo, se evita y se lee como un esfuerzo enorme. Esto tiene una cuota de realidad: un vínculo implica un esfuerzo psíquico y, si bien los lazos no deberían forzarse, a veces es necesario estar abiertos a trabajarlos.En general, las personas están más concentradas en ser queridas, pero ponen poco de sí para amar.Hablamos de relaciones que no toleran la más mínima problematización, donde cualquier pedido puede experimentarse como una demanda frente a la cual es mejor salir corriendo. El saldo es un sentimiento de desamor, que se repite en cada intento, y mucha frustración.–Coincidimos en que hoy se separan más parejas que en el pasado. Gran parte de esto tiene que ver con la honestidad. ¿Será que soportamos cada vez menos?–A diferencia de nuestros padres o abuelos hoy podemos elegir hasta cuándo y tener vidas afectivas más acordes a nuestro deseo. El problema es que pasamos de soportarlo todo a no soportar nada. Es un tiempo caracterizado por la falta de tolerancia y el productivismo.Pero el amor no tiene nada de productivo, viene con todo eso que solemos rechazar: la diferencia, el conflicto, la alteridad.El simulacro de amor que supone que cada uno es libre y desconoce al otro por completo, es un amor que oscila entre la abstinencia y la intensidad absoluta. Todo o nada.UN NEURÓLOGO EXPLICA LOS EFECTOS SECUNDARIOS QUE TIENE EL MAGNESIO EN EL CEREBRO Y EN EL ÁNIMO–¿Solo con la pareja pasamos de soportarlo todo, a no tolerar nada, o se trata de un trazo que cruza todo vínculo?–Se trata de entender que ningún extremo le hace bien a ningún vínculo. No podemos expulsar, evitar o huir de los conflictos de tener una vida con otros.Tampoco podemos soportarlo todo en el amor. El amor está lejos de los sacrificios absolutos.En este sentido, el feminismo nos ayudó a comprender el peligro que reviste esta posición abnegada y de entrega total.El amor ocurre entre dos personas que se cuidan y se respetan mutuamente, y que también procuran su bienestar.Así, no están dispuestas a aceptar cualquier pena o dolor, porque hay dolores que no valen la pena.–¿A dónde creés que va el amor en tiempos de la IA y el metaverso?–El hecho de que la tecnología avance no es el problema en sí, sino que cedamos aquellos campos que requieren de humanidad. Frente a la soledad como la gran epidemia de la época, me preocupa que no podamos pensar de qué manera afrontar juntos la existencia. Que quedemos atrapados en una técnica creada por nosotros mismos, solos, creyendo que tenemos dominio y posesión sobre el mundo y los otros, pero auto explotándonos y aislándonos cada vez más.No pocas personas desearían volver a las viejas épocas, cara a cara, jugando la seducción en escenarios más concretos, lejos del reflejo de la pantalla. ¿Es correcto que un algoritmo piense y busque por vos el amor? Hay que asumir la responsabilidad de nuestras decisiones, mover el deseo, incomodarnos en el ejercicio de la libertad. Sería bonito para algunos pensar que una máquina podría resolvernos las soledades, los conflictos, con inmediatez y eficacia. Pero sabemos que una vida sin riesgos nos arroja al infierno de la depresión, justamente porque se pierde el cuerpo erógeno.La psicológa comparte que muchos desean volver a las viejas épocas, en donde prevalecía el contacto cara a cara y el juego de la seducción en escenarios más concretosShutterstock – ShutterstockPor Flavia TomaelloTemasBienestarPsicologíaRelacionesConforme a los criterios deConocé másOtras noticias de BienestarSegún la OMS. Cinco actividades que deberían hacer todas las personas mayores de 60 años”Tu mente es donde pasarás el resto de tu vida”. Las cinco preguntas que hay que hacerse para descartar vínculos personalesAdolescentes y programas. Cómo invitarlos a descubrir otras formas de pasarla bien