Para verlas –para realmente verlas– hay que irse lejos de las ciudades. Cada vez más lejos. Nuestras luces, piel de un planeta insomne, andan poniendo en apuros hasta a los observatorios astronómicos, donde en otro tiempo no era tan complicado observar las estrellas. Por eso, el de Atacama es uno de los observatorios más grandes del mundo. Hay que irse muy lejos y estar muy en el medio de la nada para meter alguna cuña en la inmensidad del cielo. Pero quien logró esta imagen no necesitó internarse en el desierto. Durante varias noches siguió los movimientos de la noche en las cercanías de la ciudad de Fujin, en la zona más septentrional de China. “De ti sacaban las estrellas como tazas,/las tazas como estrellas”, escribió Marosa di Giorgio en el poema “Árbol de magnolias”. También están los que saben mirar sin necesidad de artilugios o distancias remotas. Por Diana Fernández IrustaLa historia detrás de la fotoConforme aTipo de trabajo:opiniónOtras noticias de La historia detrás de la fotoLa historia detrás de la foto. GaviotaLa historia detrás de la foto. La postal y el pasadoLa historia detrás de la foto. Luna y antorcha
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