El ciclo de Sebastián Battaglia empieza a tener un punto a favor muy fuerte. No es el hecho de, repentinamente, haber logrado un Boca un poco más confiable desde los resultados. Tampoco, que el pasado sábado se ganó el pasaje al estadio Mario Alberto Kempes para disputar ante Tigre la final de la Copa de la Liga Profesional, la segunda definición por un título que afrontará como entrenador en poco más de cinco meses. El punto excede ese tipo de éxitos y, quizás, puede ser más importante. Cuando aseguró tener fuerzas para continuar en el cargo (algo también planteado puertas adentro), sus argumentos pasaban por ver señales positivas en el plantel y apenas un mal momento en conjunto; asimismo, el respaldo -publico- de los futbolistas hacia el técnico no fue cassetero: ese combo se ve reflejado, dado que el equipo lo respalda y responde en las pruebas más exigentes o cuando la mecha está por detonar la bomba.En las famosas “finales”. Esos partidos en los que hay algo más en juego, especialmente de riesgo. Battaglia, que ha vivido en el club muchas de las verdaderas paradas que definen un campeón (además de ser el máximo ganador de la historia con 17 consagraciones, disputó 11 como jugador boquense, perdiendo solamente la del Mundial de Clubes 2007, ante Milan), parece saber transmitirle a sus hoy dirigidos cómo es vivir a lo Boca, entre finales y “finales”.Incluso, lo comenta: “Boca es Boca y hay que respetarlo siempre. Porque dice presente en el momento que tiene que decirlo. Son partidos que tenemos que pensar que son finales”, explicó en su conferencia de prensa tras vencer por penales (6-5) a Racing en la semifinal del campeonato, desde el análisis completo del pobre fútbol que mostró su equipo y la manera en que fue muy superado -especialmente en el primer tiempo-, pero también sacando pecho por el carácter de los suyos.La definición por penales vs. RacingY ahí es donde da cuenta y fe de que de un lado y del otro dejan la piel, cada uno desde su lugar, para que Boca no sea el de semanas pasadas: “Seguramente tenemos que mejorar y corregir cosas, pero las ganas que tienen estos muchachos… El hambre que se ve en el día a día es muy bueno. Por eso, hoy estamos en la final”.Vaya si era un examen necesario: tras cuatro triunfos y vallas invictas en fila, enfrentarse al único invicto local (Racing lo mantuvo pese a caer desde los doce pasos por el 0-0 en tiempo reglamentario) le otorgaría al plantel un parámetro de esa mejora. Si bien retrocedió en el juego, no se dejó llevar completamente por delante ante quien era el candidato.El festejo de Battaglia tras el triunfo de Boca ante Talleres en la final de la Copa Argentina 2021Fotobaires Ya parece ser una costumbre del ciclo convivir con este tipo de situaciones. Claro que, hasta acá, ninguna se asemejó a la que se vivió en diciembre ante Talleres, por la definición de la Copa Argentina, en Córdoba, el escenario en el que estará el domingo próximo jugándose un nuevo título: esa noche, que decretaría si su renovación era viable, terminó sonriente porque la vía de los remates desde el punto penal fue un aliado. No obstante, ya son varios los ejemplos en los que su equipo debió estar a la altura para salvarle el puesto.En este semestre fue habitual. El séptimo encuentro oficial posterior a esa nueva firma (hasta fines de 2022) era crucial: la visita al Estudiantes por entonces invicto era crucial para su futuro, pero su conjunto ganó merecidamente con gol de Luis Advíncula. Aunque no era más que un suspiro corto, ya que una semana después debía ir al Monumental para el cruce con River: el típico superclásico que marca para bien o mal a un entrenador tambaleante, terminó siendo azul y oro por la viveza de Sebastián Villa en el desentendimiento entre Armani y González Pirez.El festejo de Battaglia tras el partido que Boca le ganó a River en el Monumental por la Copa de la Liga Profesional 2022Fabián Marelli – LA NACIONParecía que la calma por fin llegaba para quedarse, pero un mes después su equipo mereció ser goleado en la Bombonera por Godoy Cruz: las dudas sobre la continuidad de Battaglia volvían, al punto de que la siguiente tarde en el predio de Ezeiza tuvo que estar cara a cara con el Consejo de Fútbol, liderado por un Juan Román Riquelme que también tuvo un diálogo privado con el plantel. De esa manera, el duelo ante Central Córdoba, en Santiago del Estero, pasaba a ser vital para encontrar algo de aire.Manteniendo la palidez de esos días, su equipo -igualmente- sacaba a flote la situación límite mediante un doblete de Eduardo Salvio (el segundo, a siete minutos del desenlace), un ejemplo de que los futbolistas con bajo nivel y relegados también se pusieron firmes para plasmar sobre actos lo que aseguraban en palabras.El gol de penal de Salvio a Always Ready: fue un triunfo clave para el ciclo Battaglia en la altura de La PazFotobaires El problema fue que, tres días después, Boca cayó en Brasil con Corinthians y comprometió su clasificación a octavos de final de la Copa Libertadores (de hecho, aún no la consiguió), quedando en el último puesto y obligándose a ganarle a Always Ready, en la altura de La Paz, para que el anhelo subcontinental estuviera latente, algo que consiguió por el gol de penal de Salvio en los 3.600 metros.El domingo, otra final. De las verdaderas. Tigre será el que se sume al recuento de momentos decisivos atravesados por Battaglia y su Boca. Pero el DT sabe que irá paso a paso. Primero, tiene la “final” del martes ante Corinthians, por la Libertadores. Sabe que nunca se juegan dos finales al mismo tiempo. Franco TossiTemasBoca JuniorsSebastián BattagliaMundo BocaConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de Sebastián BattagliaBattaglia sonríe. Por qué los momentos de Rossi y Varela son motivo de especial satisfacción para el DT de Boca”Justos finalistas”. El canto de Battaglia con los hinchas y la felicidad por una nueva definición”Es vivo”. El DT de primera división que criticó a Gallardo por su manera de declarar