escucharescucharEn el país hay un montón de asociaciones que se crearon para proteger todo tipo de cosas, la Asociación Argentina de Protección Profesional de Cultivos Extensivos, la de Protección del Consumidor, la de las Obtenciones Vegetales, que sumar una a la lista no parece complicado y en caso de poderse resultaría provechoso fundar una para proteger al teléfono de línea. Quién más necesitado de representación ante el mundo para que sus derechos se cumplan que aquellos que no tienen voz.Sería transformador. De esas cuestiones que ocurren y ya, los días cambian y para siempre. Solo para empezar, la Asociación Argentina para la Protección del Teléfono de Línea (AAPTLI) promovería el uso del teléfono de cable. Nada de inalámbricos. Y si los teléfonos de cable vuelven, vuelve la moda. la de los 80 y algo más. El aparato, entre grisáceo y celeste, con un cuerpo ancho en la base, en la que se exhibe la rosca con los números del cero al nueve, el ruidito al marcar, el privilegio de ese tiempo de espera, el tubo como en capicúa, las dos puntas iguales (una para hablar, una para escuchar), los agujeritos para que la voz pase, el cable forrado en goma, el enchastre que se arma cuando se enreda. Por favor, qué lujo. La gente usaría sus celulares para sacarse fotos con el teléfono de línea.Con una asociación fuerte, con presencia en los medios, en las redes, con celebrities que la promocionen en Instagram, y con el teléfono de línea y de cable de nuevo en todas las casas, hablar por teléfono sería una actividad y nunca más algo que se hace mientras algo. Se habla por teléfono y no se cortan verduras, no se barre, no se mete ropa a lavar, no se camina por la calle ni se compran dos atados de espárragos en la verdulería.Bravo por el aparato de línea, de cable corto, al que este año Martín Kohan le dedicó un ensayo completísimo: ¿Hola? Un réquiem para el teléfono. Con él se escucha al otro y se responde, como en aquella época en que la gente se sentaba para hablar por teléfono y prestaba atención a eso. O cuando el protocolo al llamar a una casa era preguntar si el lugar era el correcto. (Hola, ¿familia Grossmüller? Sí. ¿Está Analía? ¿De parte de quién? De Dolores. Y luego de ese ping pong se sentía como a lo lejos, Analíaaaa, teléfono para vos, Doloooores).Otro punto a favor. Con los teléfonos de línea y de cable regresan las sorpresas porque el teléfono suena y para saber quién llama hay que atender. Al fin. La era digital, la era tecnológica, se llevó puesta muchas cosas y entre las cosas lo inesperado porque siempre todo se sabe de antes. Adiós al identificador de llamadas. Si vuelve la primacía de los teléfonos de línea, podrían volver también las cabinas en las calles. Cómo se extrañan. Salir de casa sin celular, tener que hacer un llamado y poder. Monedas en la ranura, discar y listo. Irse de casa con unos billetes en el bolsillo, tres monedas y nada más. El andar austero.Y si los teléfonos de línea vuelven, y vuelve el 4244-0135, por ejemplo, y lo demás, vuelve y lo hace con una asociación famosísima por sus acciones con influencers, pierden poder y espacio los celulares y ¿qué pasa cuando no se tiene el celular cerca? Internet queda lejos. Se magnifica la libertad. la información ya no está a mano. ¿Cuántos años tiene Andrea del Boca? Hagamos cuentas, ¿en Estrellita mía ya tenía 20?Y hay más. Si tenemos el celular lejos podemos dejar de hablar con los padres en cualquier lugar, de pagar cuentas en cualquier momento, de avisar a quien sea de una simple demora, de leer mails, de recibir propagandas de empresas que quieren vender cosas, notificaciones de cualquier tipo. Si tenemos el celular lejos, podemos por fin olvidar algo, dejar de sentir la asfixia del presente. Hay días en que la vida parece una pileta repleta de agua con la canilla abierta. Se llena, se llena, nadie quiere más pero se llena igual.Dolores Caviglia Seguí leyendoManuscrito. Poemas para respirar en tiempos de crisisManuscrito. Lo blando y lo sólidoManuscrito. Confesiones de un “nobelista”TemasOpiniónManuscritoConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de ManuscritoManuscrito. Un chico desprejuiciadoManuscrito. Poemas para respirar en tiempos de crisisManuscrito. Viernes de siluetas