El documento más antiguo que preserva el Archivo General de la Nación (AGN) es una “división de indios y encomienda” de Juan de Garay, fechada en 1580. Allí, entre otros detalles, los españoles se reparten a los pobladores prehispánicos. También guarda un parte de Manuel Belgrano en el que da cuenta de la Batalla de Tucumán. Y noticieros “mudos” que a inicios del siglo XX se exhibían en los cines y que filmó el empresario austríaco Max Glücksmann. En uno de ellos se ve al presidente Roque Sáenz Peña llegando en tren a Mar del Plata, en 1912. El AGN está obligado a preservar, también, todos los documentos generados por los organimos del Estado: resoluciones de los ministerios, decretos presidenciales, normativas con estadísticas. Pero en rigor, por falta de espacio, ese acopio está en marcada demora, cuando no en abandono. Su nuevo edificio, cuya obra se inauguró ayer, es un paso largo para empezar a pagar esa deuda. Habrá más lugar físico para que la historia que se escribe cada día quede protegida.Frente al Hospital Garrahan, con entrada principal por la calle Pichincha al 4.000, la construcción suma 10 mil metros cuadrados (y seis pisos de depósitos) para empezar a mudar papeles y documentos desde la vieja sede de avenida Alem al 200. “Es la primera vez en 198 años que se construye un edificio nuevo para el AGN con las necesidades que requiere su gran archivo”, dijo en la ceremonia de presentación su director, Emilio Perina. El trabajo empezó en octubre de 2016 y concluyó en julio pasado: 32 meses. El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, celebró “haber terminado la obra y haber gastado lo que dijimos que íbamos a gastar”. Culminar grandes proyectos no es una marca tradicional de esta tierra. El auditorio tiene capacidad para más de 150 personas. / Rafael Mario Quinteros La construcción, también, convive con una decisión que había despertado polémicas. Una resolución del Ministerio de Modernización, a inicios de 2017, autorizaba la destrucción de expedientes considerados de bajo valor histórico para permitir la “despapelización” del Estado. En aquel momento, historiadores e investigadores pusieron el grito en el cielo. Después, la norma quedó sin efecto. Se podían perder materiales valiosos. Newsletters Clarín Libros para compartir | Te recomendamos dos títulos y te contamos por qué no te los podés perder Todos los lunes. Recibir newsletter (function ( $ ) ; suscribo = function (options, mail, grupo) , success: function (response) ; nl_pass_data.hitType = "event"; nl_pass_data.eventCategory = "news_caja_nota"; nl_pass_data.eventAction = "load_modal_suscripcion"; nl_pass_data.eventLabel = "confirmacion_libros"; sendGAPageview(nl_pass_data); openModal(path); } }); } consulto = function (options) , success: function (response) else } }); } authenticate = function () else } getIdPase = function () return idPase; } execute = function (options) openModal = function (path) , callbacks: , open: function () } }); } execute(options); } }( jQuery )); $('.newsletter-embeb figure, .newsletter-embeb .mt h4, .newsletter-embeb .mt .data-txt, .newsletter-embeb .mt .bt').on('click', function () ; nl_pass_data.hitType = "event"; nl_pass_data.eventCategory = "news_caja_nota"; nl_pass_data.eventAction = "clickarea"; nl_pass_data.eventLabel = "caja_libros"; sendGAPageview(nl_pass_data); }); $(document).on("wa.login", function(e, user) }); El edificio, dos rectángulos minimalistas en gris, plateado y blanco, con grandes ventanales y pocos ornamentos, algo así como un aeropuerto contemporáneo, costó 561 millones de pesos. El 66 por ciento se financió con créditos del Banco de Desarrollo de América Latina, dependiente de la Corporación Andina de Fomento (CAF), y el resto con inversión del Estado nacional. Se levantó donde, entre 1979 y 2001, se erguían los enormes y lúgubres pisos de la llamada “cárcel de Caseros nueva”. Mirá también Mirá también La Argentina, floja de papeles: por qué es tan difícil conservar nuestro archivos En el acto de apertura también habló el jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel, quien destacó cómo el desarrollo de la zona sur de Buenos Aires genera nuevo contexto: más gente en la zona y, luego, la apertura de comercios. Poco después, Frigerio agregaría: “En momentos en que se pone en duda la relevancia de la obra pública, esto demuestra lo que sentimos; la relevancia de la obra pública para cambiarle la vida a la gente”, alusión a días de intensas discusiones.Los documentos históricos tendrán, ahora, salas con temperaturas y humedad controladas; menor polución lejos del tránsito; sistemas modernos antiincendio. Además, habrá una placita y una cafetería. La visita del público, de todos modos, deberá esperar un poco más. La construcción se presentó, pero la mudanza de los valiosos documentos se hará por tramos: esperan que el corte de cintas para investigadores y curiosos –cualquier mayor de 18 años puede registrarse y consultar materiales– llegue al final del año. Emilio Perina, director del AGN. / Rafael Mario Quinteros Perina destacó que ya en 1991 el entonces ministro del Interior, José Luis Manzano, había advertido: “El edificio del AGN está colapsado”. Estaba al borde de no poder recibir más papeles hace... 28 años.Los archivistas miden la capacidad de acopio en metros lineales y kilómetros. Cuanto espacio ocupa un documento al lado del otro. En el edificio nuevo entran unos 20 kilómetros. Y el viejo del AGN contiene unos 42 kilómetros. “El ideal, sería tener capacidad para 50 kilómetros”, confió una fuente. Por eso, en el futuro deberá lanzarse una próxima etapa: la construcción de otro módulo, junto al flamante de la calle Pichincha. A su lado, permanece la “vieja cárcel de Caseros”, donde se filmó la serie El Marginal y el Gobierno porteño proyecta trasladar su Ministerio de Economía y la AGIP.Ayer, Perina señalaba que la obra significa que el AGN “está empezando a pensar en el siglo XXI”. Preservar cada documento, incluyendo los que se firman hoy, permite trazar una historia, revisar, proyectar. En el acto, de todos modos, la atmósfera fue de entusiasmo moderado. Una buena noticia en el clima de un contexto. Fuente