escuchar>LA NACION>LifestyleEn los 90, la cordobesa Lorena Giaquinto perteneció a la agencia de Claudia Schiffer y Naomi Campbell y fue la sensación del nuevo milenio.2 de febrero de 202310:00Paula IkedaPara LA NACIONescucharCon sus enormes ojos celestes, la cordobesa Lorena Giaquinto fue una exitosa modelo y belleza internacional. Impuso su estilo en campañas y editoriales locales y descolló en las pasarelas de París, Nueva York y Milán. Pero, tras una década de exposición, de repente Giaquinto “desapareció”. “Me desconecté del mundo”, admite Lorena desde su casa en Fort Lauderdale, Estados Unidos.“Fue la mejor modelo que había en Argentina en esa época, la que todos querían tener”, señala el manager Pancho Dotto. Recuerda que en 1990 Giaquinto fue Miss Punta del Este y que ése fue el inicio de una fructífera carrera internacional.Ése mismo año, Lorena se convirtió en primera princesa en Miss Le Club (concurso que tuvo a Valeria Mazza como segunda princesa). “Luego gané el ‘Supermodel of The World” de la agencia Ford y me fui a vivir a la casa de Eileen Ford, la creadora de la agencia que lanzó a Naomi Campbell, Christy Turlington y a Elle Macpherson. Ahí empezó todo”, recuerda Giaquinto con sus “48 años recién cumplidos” y un inconfundible acento cordobés.En 1990, Lorena Giaquinto (derecha) fue elegida primera princesa en Miss Le Club. Valeria Mazza fue segunda princesa (izquierda).“Yo nunca pensé en ser modelo, jamás fue el plan. Por entonces mis padres estaban divorciados. Mi mamá era jueza, mis hermanas eran más chicas y yo viví con mi abuela mucho tiempo. Nunca fui muy atada a nada. Cuando mi abuela falleció, ahí me fui a vivir con mi mamá y su marido. Y, cuando el marido falleció, me quedé con mis hermanas. Sentía que no pertenecía a ningún lado”, comenta Lorena.El modelaje llegó a los 15 años, “de la mano de mi amiga, Candela Osorio. Su mamá tenía una agencia de modelos e íbamos a clases de buenos modales, nos enseñaban a caminar derechas y esas cosas. Pero jamás me puse a pensar si era linda y no estaban en mis planes ni las pasarelas ni posar”. De repente, “un verano mi mamá me anotó en Miss Punta del Este. Participé y terminé ganando el concurso. No tuve fiesta de quince, pero gané y pude viajar. Así fue como surgieron oportunidades para trabajar por el mundo”, recuerda la cordobesa.Comenzaron los ofrecimientos, su ingreso a la agencia Dotto Models en Argentina y los contratos de nivel internacional. “Tengo los recuerdos más lindos de la agencia de Pancho Dotto. Me acuerdo de los desfiles de Giordano y las salidas a fiestas. Estaban Paula Colombini, Iván de Pineda, Valeria Mazza, Dolores Barreiro, Moira Gough…Por su rostro, Lorena fue seleccionada por distintas marcas internacionales de belleza. GentilezaDe Córdoba a la pasarela internacionalDe sus tiempos en Europa, Lorena marca: “No existían las redes sociales, solo los llamados telefónicos carísimos cuando estabas lejos de casa”. Su edad marcó su carrera “es que empecé a modelar chica, en una época distinta, donde siempre era la ‘Lolita’. Ser la menor me generó inseguridad, más al ver a Daniela Cardone y a todas las otras modelos de la época que eran tan decididas”, recuerda Lorena.-Te señalan como una de las mejores modelos argentinas, con contratos récords, ¿ganaste buen dinero?-No me metí mucho en el tema números, se los confiaba a mis representantes. Lo mío era más bien la creatividad. Me gusta crear, usar mi imaginación. Modelar para mí era casi como entrar en un sueño. Ante la cámara, adoptaba un rol y ésa era mi parte favorita.-Eran los 90, tiempos de las “supermodelos”. ¿Cómo lograste destacar?-Era distinta. Cambiaba mucho, me adaptaba. Además era profesional, nunca llegué tarde a un trabajo y buena reputación. No era de salir y de tomar, el modelaje fue un trabajo que respeté mucho. Me permitía expresarme con mi cuerpo. Comía sano, hacía gimnasia y tuve muy buena relación con las personas.Fui modelo cuando estaban Claudia Schiffer, Cindy Crawford y Linda Evangelista y luego surgieron Heidi Klum, Gisele Bündchen… trabajé entre esas dos camadas. Con el tiempo, entendí que yo me había esmerado en ir contra de lo que se hacía en aquellos tiempos. Sabía que eso no iba conmigo. Cuando otros preferían salir con gente famosa, con dinero y usar ropa de diseñadores, yo prefería volver temprano a casa y dormir.- ¿No te sentías tentada por esa vida de lujo y glamour?-Nunca, ni siquiera cuando empecé a trabajar mucho más. Las personas se hacen una idea distinta de las modelos. Estaba en París y estaba haciendo un montón de cosas, Armani, Escada, pero mi mentalidad no había cambiado. Vivía comiendo hongos y zanahorias porque era lo que estaba barato, no quería gastar dinero. Era medio hippie y, a pesar de estar rodeada de los mejores diseñadores y prendas de lujo, ya desde entonces a mí me gustaba más la ropa de segunda mano.”Entendí que me esmeraba por ir en contra de lo que se hacía. Sabía que eso no iba conmigo. Cuando otros preferían salir con gente famosa y con dinero, usar ropa de diseñadores, yo prefería volver temprano a casa y dormir”. GentilezaQuién es esa chicaEn ese entonces, en Argentina, poco se sabía de lo que hacía Lorena en el exterior. El mundillo local se llenaba de desfiles y modelos conduciendo programas de televisión. “Mientras, iba y venía entre París y Nueva York. Me compré un departamento en Buenos Aires y me quedaba ahí cada vez que volvía. Tenía un novio en la ciudad – Juan Cruz Bordeau, hijo de Graciela Borges- y eso tiró también”, recuerda.Al igual que sucedía en el exterior, acá las modelos eran las rockstars del momento. “Me pasaba que no podía salir a la calle, me pedían autógrafos y eso. Y a mí me gusta estar sola, salir a caminar en paz. Me gusta la normalidad. Nunca tuve un plan, pero lo que me tenía atada a la Argentina era mi familia y que estaba de novia. Pero esa relación terminó y por entonces mi mamá estaba saliendo con alguien, mis hermanas ya estaban grandes… Así que ya me instalé en París. Aprendí que la vida no te hiere, que son las circunstancias.-Eran los 90, cuando fuiste pionera con pelo corto y teñida rubio platino-Juego con mi pelo en cada etapa de mi vida. Ese verano mi peluquero lo propuso y me encantó. Me acababa de separar y admiraba el pelo de Linda Evangelista. ¿Querés que te cortemos el pelo?, ¿y si te lo pongo blanco? Dijo. Y me pareció que estaba divina. Hoy me veo y parecía alien – ríe-.El corte y platinado con el que Lorena Giaquinto deslumbró a todosGentileza-Contás que viviste muchas vidas, ¿qué te dejó tu visita a la India?-Tengo memorias como para escribir un libro. Ir a la India y ver a Sai Baba era el sueño de mi vida. Y un día se me dio la oportunidad. Por una campaña, habían arreglado todo e iba a poder verlo. Imaginate cómo llegué a la India. El último día, chocha con unas fotos para Marie Claire, estaba sentada arriba de una lancha. El chico que estaba manejándola -se ve que allí no ven a muchas mujeres en traje de baño subidas a una lancha- se dio vuelta para mirarme y perdió el control. La lancha se dio vuelta y la hélice en marcha pasó justo por mis costillas. Me desmayé. Solo recuerdo el estar en el agua y pensar ‘éste es mi último día’, acá se terminó. Me llevaron al hospital local y de vuelta a París. Fue un shock. Todavía tengo la marca de la cicatriz, no sabía si iba a volver a modelar.-¿Temiste por tu carrera?-No, porque yo no era modelo, yo solo trabajaba como modelo. Aunque, gracias a Dios, pude seguir. Sentí que ahí terminé otra etapa de mi vida y me mudé a Nueva York. Y, una vez en los Estados Unidos, pasó lo de la Torres Gemelas.Hoy, la exmodelo utiliza fotos de su pasado para sus videos motivacionales en Instagram y TikTokGentileza-Lo último que se supo de Lorena Giaquinto, modelo, fue en la época de los atentados del 11-S, ¿qué pasó entonces?-Para 2001 yo tenía mi carrera como modelo, estaba viviendo en Nueva York, a dos cuadras de las Torres Gemelas. La mañana de los atentados, como todos los días, ejercitaba en el gimnasio de mi edificio. Ahí escuchamos los ruidos, los gritos y vimos todo lo que ocurría por la ventana. Sin poder creerlo, corrí a mi apartamento, prendí las noticias e inmediatamente nos pidieron evacuar. En la corrida, logré agarrar mi pasaporte. Fue lo único que pensé en rescatar.Así, mientras el polvo y los escombros volaban por la calle y sonaban las sirenas de los bomberos, empecé a caminar por Manhattan en dirección al norte. Fue eterno. Me refugié en casa de una amiga. Nadie sabía bien qué estaba sucediendo así que viajamos juntas hasta Florida y allí nos quedamos hasta sentirnos a salvo.-¿Cómo cambió el 11-S tu vida?-Me hizo repensarlo todo, el mundo todo se dio vuelta por completo. Por entonces estaba saliendo con alguien y me di cuenta que no quería tener una relación, quería estar sola. Nos separamos y alquilé un apartamento en Downtown. Ahí fue cuando empecé a anotarme en todo, cursos de nutrición, de personal trainner, de stand up, una vida distinta a la de modelo … Al tiempo, encima, me enteré que aquella persona con la que salía había estado sacado dinero de mi cuenta de ahorros. Mi vida amorosa no fue espectacular. La gente piensa que podría haber tenido a cualquiera, tiene expectativas sobre una, pero nadie está interesado en saber quién sos, preguntarte cosas reales o qué querés. Dicen: es “modelo”. Te ponen como en una burbuja y eso es lo que una tiene que ser.- Hubo un quiebre, ¿un día en que decidiste dejar de ser modelo?-Se fue dando. Era una etapa de mi vida, ¿pero qué iba a hacer? ¿Volver a la Argentina y conducir un programa de tevé? Lo pensé, pero no podía retroceder. Tenía que seguir para adelante y continuar haciendo cosas nuevas. Jamás pensé en la idea de una familia y el hogar, pero decidí dejar todo, casarme y cambiarme el nombre: Lorena Garfi, uso mi apellido de casada. No miro para atrás.”Nunca soñé con ser modelo, ni que me iba a casar, a tener una casa divina y a vivir con tres hijos sanos e inteligentes. La vida fue muy buena conmigo. Hoy preguntan “qué fue de Lorena Giaquinto”, les diría que está en Miami, está súper, que trabaja, es life coaching y que disfruta de su vida y ha encontrado la paz y el balance entre su pasado y su futuro”.GentilezaLorena Giaquinto, su otra vidaVito Garfi le cambió la vida. “Después de los atentados y de cómo cambió el mundo quise dedicarme a cosas pendientes, a estar sola, no quería una relación superficial. Yo no necesitaba el marido, ni el vestido blanco ni los chicos. Se que hay gente que sueña con eso toda la vida pero yo no”, explica Giaquinto. “Ya en 2006, estaba a pleno con la espiritualidad y había visto lo del libro ‘El secreto’ donde decía que, si vos estabas bien sola y querías encontrar a una persona, tenías que hacer una lista. Ser bien específica sobre las cosas que querías. Hice mi lista bien completa y la guardé en una cajita de madera. Él lo cumplió todo”, cuenta la exmodelo.“A las dos semanas una amiga me propuso salir en cita doble con un amigo de su novio que venía de Miami. ‘¿Cita a ciegas? Me muero antes’, pensé, pero me convenció. Conocí al que hoy es mi marido y, ¡me encantó!”, cuenta Lorena como si fuera hoy. “Seguimos hablando a la distancia. Me vine a Miami, él a Nueva York hasta que decidimos casarnos y tener hijos. Me dije “ya está, trabajé décadas como modelo, puedo ser esposa y mamá”. Y, así como cuando dejo algo, lo dejo, cuando me pongo con algo lo hago con todo. Y acá estoy, en Fort Lauderdale. Me convertí en una Martha Stewart en la cocina y tenemos a Francesa (15), a Rocco (14) y a Bianca (10).Lorena dice que conocer a su marido, Vito, fue un antes y un después. “La gente piensa que podría haber tenido a cualquiera, tiene expectativas sobre una, pero nadie está interesado en saber quién sos, preguntarte cosas reales o qué querés. Dicen: es “modelo”. Te ponen como en una burbuja y eso es lo que una tiene que ser”.Gentileza-¿Qué nexos te quedan con Argentina?-En casa a mis hijos les hablo en castellano. A los chicos les encanta andar a caballo, pero a Córdoba no voy tanto. Y es que cuando una es grande la familia vive en distintos lados. De la Argentina, he sido muy amiga de Carla Petersen, nos veíamos seguido en Córdoba y en Nueva York. Las redes sociales me devolvieron a Ana Paula Dutil, a Pancho Dotto y cada tanto hablo con Roxana Zarecki o con Karina Satragno. Mi mejor amiga es Andrea Marengo con quien siempre mantengo contacto.Desde su casa en Miami, casada con el broker Vito Garfi y con tres hijos, Lorena cuenta que sus hijos recién ahora están conociendo su faceta de modelo. “Aún hoy tengo colecciones de esas épocas y tacos, aunque no puedo usarlos mucho porque solo voy al supermercado”, ríe. “Pero yo no hablo mucho de mi pasado, excepto ahora que estudio coaching y empecé a hacerlo entre alumnos. Es un pendiente. Mis hijos ven lo que posteo en Instagram o en TikTok. Las redes sociales me permitieron reencontrarme con esta otra vida del pasado. Por eso agregué “Giaquinto” a mi cuenta, para que me pudieran encontrar”, señala Lorena.“Toda mi vida la viví por capítulos y nunca fui capaz de llevar un capítulo al otro. Pero, durante el Covid-19 revisé mi vida y me di cuenta de que había perdido un montón. Tuve la necesidad de conectarme con gente de mi infancia, de mi pasado con el modelaje. La otra Lorena, quien era yo en realidad. Estoy tratando de poner todas las partes de mi vida juntas y vivir de esa autenticidad”, explica la exmodelo.-¿Qué hacés hoy?-Vivo de curso en curso. Pasé por cocina, meditación, poesía en Marruecos, ahora me graduo de life coaching… Evolucionar me da felicidad y me hace sentir joven. Estoy agradecida. Nunca soñé con ser modelo, ni que me iba a casar, a tener una casa divina y a vivir con tres hijos sanos e inteligentes. La vida fue muy buena conmigo.Paula IkedaConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectTemasTodo es historiaMás notas de Todo es historiaEstaba desocupado y se animó a cantar. Subió a un colectivo y conoció a una persona clave para dedicarse a su verdadera pasiónRegalo de un argentino a Uruguay. El desconocido origen de la casa de descanso de Lacalle PouLa tragedia del Columbia. Los restos de la nave espacial que intentaron venderse en E-Bay después del accidente