Una empresa de publicidad empezó a contratar a personas en situación de calle en la ciudad de Buenos Aires: “Es una experiencia muy buena”

escuchar>LA NACION>ComunidadSensibilizado por la situación social, Grupo Via ya incorporó a dos personas; Gastón tiene 44 años, es ingeniero electrónico y en la pandemia perdió todo; Jonatan, de 27, tomó la otra vacante y pudo retomar el secundario28 de diciembre de 202310:41Teresa Sofía BuscagliaPARA LA NACIONescuchar“Yo perdí mi mundo. Un día estás sentado en una plaza y ya no sos nadie, no conocés a nadie y no te interesa más la vida”, dice Gastón Gutiérrez, que tiene 44 años y es ingeniero electrónico. En un cambio doloroso que no pudo ni supo detener, pasó de trabajar en un grupo empresario a perderlo todo al final de la pandemia y pasar día y noche en la calle, con lo puesto.La historia de Gastón tiene varios sobresaltos. De niño, fue abandonado y pasó su infancia y adolescencia en diferentes hogares. “A los 18 años, el Estado me dio un bolso y me mandó a la calle”, recuerda y cuenta que un matrimonio que lo conocía, lo adoptó y se fue a vivir con ellos a Mendoza. Allí empezó a estudiar Ingeniería Electrónica en la UTN, pero a los 21 años, volvió a vivir una tragedia: sus padres adoptivos murieron en un accidente automovilístico. Quedó solo otra vez.Gastón regresó a Buenos Aires, donde empezó a trabajar en un restaurante y pudo terminar su carrera. Durante muchos años brindó servicios de instalaciones eléctricas y redes para un grupo empresario y eso le permitió construir una solidez económica. Pero en la pandemia, el grupo quebró. Vivió de sus ahorros hasta finales de 2021, cuando se quedó literalmente sin un peso. No tenía casa propia ni trabajo y terminó en la calle. “Hacía changas, pero cuando se me acaba la plata, de nuevo me quedaba en la calle”, recuerda. Así estuvo casi dos años.Hace tres meses, su vida cambió por completo cuando consiguió un empleo gracias a Cultura de Trabajo, una fundación que se dedica a la reinserción laboral de personas en situación de extrema vulnerabilidad sociohabitacional: personas en situación de calle o que vivan en paradores, pensionados y hoteles familiares. La empresa de publicidad Grupo Vía ofreció a Cultura de Trabajo dos vacantes que se abrieron en el área operativa y Gastón fue seleccionado luego de competir en igualdad de condiciones con otros candidatos.En la pandemia, la empresa donde trabajaba Gastó quebró y él vivió de sus ahorros hasta finales de 2021, cuando quedó literalmente en la calleNOELIA MARCIA GUEVARA/ AFV “Gastón estaba sobrecalificado”“En verdad, Gastón estaba sobrecalificado para las vacantes que se abrieron en el área operativa”, explica Silvia Marino, CEO de la empresa. “Al leer su curriculum, nos sorprendió su formación universitaria y decidimos que ingrese al área de Tecnología, donde se está desempeñando en forma impecable”, agrega. Marino es economista y, luego de un fuerte cimbronazo económico y de una reestructuración de la empresa hecha al final de la pandemia, se propuso iniciar un proyecto de inclusión social desde la empresa y sumó a Cultura de Trabajo entre sus colaboradores para desarrollar ese compromiso.“Era un pendiente y estoy muy orgullosa de lo que hacemos. Podés cumplir el objetivo comercial de una compañía, tener rentabilidad, y al mismo tiempo compatibilizar esto otro también. En la medida de las necesidades de la compañía, vamos a seguir contratando más personas en situación de calle porque es una experiencia muy buena”.En la Argentina hay por lo menos 9440 personas durmiendo en la calle, de las cuales 8028 fueron identificadas en la Ciudad de Buenos Aires. La mayor parte de ellos están en edad económicamente activa, según un reciente relevamiento hecho por el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE).CUÁL ES LA MEJOR FORMA DE AYUDAR A UNA PERSONA EN SITUACIÓN DE CALLE“El primer paso fue hacer alianzas con otras organizaciones y trabajar en forma integral”, subraya Alexandra Carballo, directora ejecutiva de Cultura de Trabajo y cofundadora hace 10 años de esa fundación junto a Eugenia Sconfienza. “El hecho de que esta fundación sea fruto de una investigación de campo que hicimos con Eugenia para una maestría, hizo que no partiéramos de una premisa sino que escucháramos las necesidades de esas personas para poder identificarlas y darles una solución”, explica.El resultado de las entrevistas realizadas para esa investigación las sorprendió: la gente en esa situación pedía trabajo, por encima de ropa, alimentos o dinero. Observaron y analizaron qué se hacía en otros países para resolver estas problemáticas, teniendo en cuenta las diferencias culturales y económicas que las separan de Argentina, y concluyeron que había que empezar tomando contacto con empresas y preparar capacitaciones cortas en entrevistas laborales y otras herramientas, para las personas que se acercaran.Jonatan Delgado, de 27 años, estuvo en situación de calle, pero hace unos meses empezó a trabajar en Grupo Via como operario en el turno noche y ahora vive con su mamáNOELIA MARCIA GUEVARA/ AFVDel simulacro al trabajo real“El simulacro de entrevistas de trabajo me sirvió mucho para llegar a la instancia real con el ingeniero que hoy es mi supervisor”, dice Gastón y agrega que al llegar a Cultura de Trabajo lo “atendieron con todos los honores, me preguntaron si había desayunado, cómo era mi historia y se interesaron muchísimo por mis necesidades, tanto sociales como económicas”. Destaca que le ofrecieron comida, una ducha (“fui cada vez que pude”) y ropa para cambiarse, además de un celular y una tarjeta SUBE, que le recargaban cada semana.En su sede del barrio de Flores, Cultura de Trabajo funciona con la colaboración de 85 voluntarios de distintas profesiones, mayormente relacionadas con Recursos Humanos, Trabajo Social y Psicología. A lo largo de estos años, lograron 360 incorporaciones laborales entre los casi 700 participantes que asistieron a una entrevista. Eligen llamarlos “participantes” en vez de beneficiarios porque destacan que la misión de la fundación no es sólo conseguirles un trabajo sino acompañarlos y empoderarlos desde la motivación y la igualdad de oportunidades.“Las historias como la de Gastón demuestran que hay muchos prejuicios a la hora de pensar en la gente en situación de calle: que están ahí porque quieren, porque son vagos o porque tienen una adicción. Es difícil salir de ese lugar sin que nadie te dé una mano. No pueden poner una dirección en el CV, no tienen ropa, están mal alimentados, mal dormidos, no están higienizados, perdieron las redes de contacto que les permitirían conseguir un trabajo”, explica Carballo.“Sigo en modo supervivencia”Gastón entró a trabajar en Grupo Via, una empresa de publicidad en subtes, trenes, shoppings y la vía pública. Le ofrecieron adelantarle el primer sueldo para que pueda alquilar un departamento, que hoy le permite vivir en el barrio de Once. Aún le quedan muchas necesidades que cubrir, pero dice que necesita tiempo. “No puedo dormir, casi no me acuerdo de ir a comer. No he tenido el tiempo de ir a buscar ayuda terapéutica, sigo en el modo supervivencia”, confiesa, mostrando su vulnerabilidad.Junto a Gastón, Cultura de Trabajo presentó también a Jonatan Delgado, de 27 años, un joven del barrio de San Telmo, con estudios secundarios en proceso de finalización. Ingresó a Grupo Via como operario en el turno noche, para la colocación de publicidad en la calle. Jonatan vive con su mamá, pero a principios de este año, pasó un período en situación de calle “por una torpeza de pendejo boludo”, confiesa. Sin dar mayores detalles, esa experiencia lo marcó e hizo que buscara diferentes maneras de ganarse la vida para sobrevivir. Tiene una hija de 10 años de la que habla con mucho amor y quiere darle una buena crianza, bienestar y tranquilidad. “La llevo todos los mediodías al colegio y estoy con ella fin de semana por medio”, detalla.Durante la pandemia, Jonatan perdió su trabajo y empezó a cortarle el pelo a sus amigos. Descubrió en eso una vocación que hoy perfecciona en un trabajo diurno que quiere convertir en emprendimiento personal. “Cuando estaba en la calle, me contactaron con Cultura de Trabajo y me acerqué. Me entrevistaron y justo mi perfil coincidió con una búsqueda que hacía Grupo Via, la empresa donde estoy trabajando ahora”, explica Jonatan.Varios colaboradores del Grupo Via junto a Gastón y Jonatan, ubicados en el centro de la fotoNOELIA MARCIA GUEVARAEl 90% sostiene el trabajo al que aplicóDuerme pocas horas, entre las 6 y las 10 de la mañana, cuando abre la barbería. “Siempre voy a estar muy agradecido por esta oportunidad que me dieron en la empresa. Me ofrecieron una SUBE cuando llegué pero no la necesité. Son muy amables y el ambiente de trabajo es muy bueno”, dice con una sonrisa joven y añade que no sabe aún qué hará en el futuro: “Me gusta mucho lo de la barbería y quizás pueda tener mi propio local para no estar ganando sólo un sueldo. Ya aprendí y quiero seguir sumando cosas”.Gastón y Jonatan llevan menos de tres meses trabajando y el período de prueba está por terminar. “Me encantaría seguir”, dice Jonatan y lo mismo dice Gastón. Ambos sienten que el trabajo les devolvió confianza, seguridad y un ambiente de gente buena que los trata muy bien. “Estoy en modo supervivencia. La única calma que tengo en el día es acá, me dan mucha libertad y en poco tiempo he arreglado muchas cosas. Acá disfruto”, dice Gastón al hablar de su trabajo.Cultura de Trabajo cuenta con un equipo de psicólogos y trabajadores sociales para darles herramientas a los participantes y a las empresas, si aparecen dificultades. El 90% de los participantes permanecen en los puestos de trabajo “porque hay un acompañamiento muy cercano para que eso suceda”, explica Carballo.Silvia Marino, CEO de Grupo Via e impulsora de la política de responsabilidad social para incorporar personas en situación de calle confirma que pidieron “un soporte de los psicólogos de la fundación porque pensamos que la vulnerabilidad de las personas que vivieron en la calle no termina de un día para otro”.Grupo Via ofrece su SUM, participa de campañas de frío y contacta a Cultura de Trabajo con sus clientes en desayunos de trabajo, para que se replique este modelo de alianza entre empresas y organizaciones. Marino aclara que es de las economistas “que creen que el factor humano no está medido en ninguna fórmula” y concluye: “Para mí, lo humano está sobre cualquier otra situación. Creo que si los empresarios y las organizaciones de la sociedad civil no nos ponemos eso al hombro, no vamos a llegar a ningún lugar”.Cómo ayudarSi tenés una empresa o comercio y creés que podés ofrecer un empleo para una persona que estuvo en situación de calle, podés comunicarte con Cultura de Trabajo por WhatsApp al 11-6573-5096 o a través de su cuenta de Instagram.Cuál es la mejor forma de ayudar a quienes están en situación de calle: La Nación armó una guía con 50 maneras de solidarizarse con las personas que duermen a la intemperie. Podés entrar haciendo click aquí.Teresa Sofía BuscagliaConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectTemaspersonas en situación de calleSituación de callePobrezaMás notas de Personas en situación de calleDónde se concentran. Por lo menos 1104 adolescentes y niños duermen en plazas, veredas y bancos“En la facultad no le conté a nadie”. Dormía en la calle y estudiaba en una plaza, pero no abandonó el sueño de ser médicoTaylor Swift. 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