El crimen del colectivero. Un infierno de balas tras el tiro que segó la vida del chofer al que le faltaba solo un mes para jubilarse

escucharescucharA Daniel Barrientos, el colectivero de 65 años asesinado en La Matanza, lo ejecutaron. Sin mediar palabra, y sin que él se resistiera o hiciera ademán alguno, un asaltante le disparó a la altura del pecho después de robarle el teléfono celular y una mochila a una pasajera que estaba con su hija en el primer asiento. Después, cuando el homicida y un cómplice escapaban, un oficial de la Policía de la Ciudad que viajaba en el colectivo hacia su casa, intentó impedir la fuga de los ladrones. Hubo un impactante enfrentamiento: al menos 14 disparos, además del tiro que segó la vida de la víctima, a la que le faltaba un mes para jubilarse.El tiroteo y la fuga de los asesinos del colectivero en Virrey del PinoAsí lo pudo reconstruir LA NACION de fuentes judiciales y policiales. Por el homicidio de Barrientos hay un sospechoso detenido. Se trata de un joven de 19 años que tiene antecedentes por robo y encubrimiento.“Para mí era todo. Me arrancaron la mitad de la vida. Me sacaron las ganas de vivir”, sostuvo Andrea, la esposa de Barrientos, al canal de noticias C5N.Tras el homicidio, el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, fue agredido por colectivos que se manifestaban en la avenida General Paz, a la altura del límite La Matanza y el barrio porteo de Mataderos.“Mentiroso, mentiroso”, le gritaban a Berni mientras se limpiaba la sangre del rostro. El funcionario provincial intentaba hablar en medio de los gritos. ”Entiendo el problema que están pasando. Sé lo que pasa. No salgo corriendo como los demás, pero no hay una solución mágica, es trabajar, trabajar, trabajar”, llegó a decir el ministro antes de ser sacado del lugar por personal de la Policía de la Ciudad.El momento de la agresión a Sergio BerniFabián MarelliEl ministro bonaerense, por la profundidad de los cortes que sufrió, fue atendido en el Hospital Médico Policial Churruca Visca de la Policía Federal Argentina. Tras ser dado de alta afirmó: “Sabemos que fue un asesinato a sangre fría, sin ningún motivo. [la víctima] No se resistió.El arma que se habría utilizado para ultimar al colectivo estaba denunciada como robada. Fue sustraída en Morón en enero pasado. Se trata de una pistola marca Beretta calibre 40 que fue descartada por los delincuentes a unos 30 metros de la escena del crimen.El sospechoso detenido, identificado como Alex Gabriel Barone, de 19 años, fue arrestado por la policía bonaerense en Ruta 3 y Guanabara, cuando iba en un Chevrolet Corsa. Según fuentes policiales, ese vehículo había sido visto saliendo de Guanabara y Fortín Yunca, donde apareció incendiado un Fiat Siena, vehículo que habrían usado los asaltantes para cortar el paso del interno de la línea 620 que Barrientos conducía en Bernardino Escribano y Cullen, del barrio Vernazza.El sospechoso detenido, que será indagado mañana, vive a 14 cuadras de la escena del crimen, al otro lado de la ruta 3, en Virrey del Pino. Ahora el fiscal de La Matanza Gastón Duplaá y detectives de la policía bonaerense buscan a otros dos delincuentes que participaron del homicidio.A la tarde, familiares de Barone se manifestaron en Virrey del Pino y aseguraban que el joven es inocente, que pasó toda la noche en su casa junto a su novia y que salió a las 7 de la mañana para ir a trabajar.El homicidio de Barrientos ocurrió hoy a las 5.01. Dos delincuentes subieron cuando el colectivo de la línea 620 conducido por la víctima pasaba por Bernardino Escribano y Cullen, en el barrio Vernazza, en Virrey del Pino, en La Matanza.“Los dos ladrones subieron con la intención de robarle a todos los pasajeros”, explicó a LA NACION una fuente de la investigación.La protesta de los colectiveros tras el homicidioFabián Marelli – LA NACIÓNUnas cuadras antes de que todo terminara en tragedia habían subido Yanina C. y su pequeña hija. Ambas se sentaron en el asiento ubicado detrás del chofer.“Mientras un ladrón le robaba a una pasajera, el otro delincuente le apuntaba con un arma de fuego al chofer”, declaró Carlos Bellido, un oficial de la Policía de la Ciudad que viajaba como pasajero en el colectivo. Regresaba a su casa después de haber prestado servicio en el Departamento Operaciones Urbanas de Contención (DUOC) de la fuerza de seguridad porteña.A la pasajera le robaron una mochila y un teléfono celular. Después escuchó una detonación. Era el tiro mortal que segó la vida de Barrientos. “El asesino disparó sin mediar palabra”, sostuvo a LA NACION una fuente judicial. “Mi hija estaba en el primer asiento con mi nieta. Sube uno de los delincuentes que le apunta a ella y el otro, al chofer. A ella le sacan la mochila y el celular y al chofer le tiran un tiro y se escapan”, dijo a la agencia de noticias Télam Virginia, la madre de la pasajera.Tras el disparo mortal y mientras los delincuentes descendía del colectivo, el oficial Bellido se acercó a la puerta delantera y se identificó como policía.“Según declaró, tras identificarse como policía, Bellido extrajo su arma reglamentaria. Hubo un enfrentamiento entre el oficial de la Policía de la Ciudad y los delincuentes. Hubo muchos disparos”, dijo un investigador.Si bien falta el resultado del peritaje balístico, un primer informe hecho por los peritos determinó que, por lo menos, hubo 15 disparos: una vaina servida fue levantada del panel del lado del chofer y se secuestraron ocho vainas calibre nueve milímetros en el suelo del colectivo y seis vainas abajo de la unidad a la altura de la puerta, sostuvieron fuentes policiales.El fiscal Duplaá incorporó en el expediente judicial un video de una cámara de seguridad privada donde quedó registrado el sonido de los balazos y las imágenes de la fuga de los ladrones. “Los delincuentes, tras el enfrentamiento, corrieron 100 metros donde los esperaba un cómplice en un auto”, sostuvo un detective judicial.“Se estaba por jubilar el mes que viene, era una persona excelente, un tipazo. Le decíamos ´musculito´”, dijo Leandro, un compañero de la víctima, en declaraciones radio con Vos. El colectivero, angustiado, sostuvo: “El barrio es como todos los barrios de acá de La Matanza, no podés salir a ningún lado. Estamos cansados de las mismas promesas, de garantías de seguridad que nunca tenemos. No sabemos cuando salimos de nuestras casas si volvemos”.Andrea, la esposa de Barrientos, sostuvo que su marido ya se quería jubilar y que solo le faltaba la respuesta de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). “Queríamos viajar, comprar nuestra casa. Vivir lo que nos quedaba, poner un negocio. Teníamos el proyecto de irnos de Buenos Aires. Está muy complicado todo. No pudimos”, contó la mujer.LA NACIONTemasHomicidioLa MatanzaConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de HomicidioCrimen y misterio en Retiro. El empresario detenido dijo que la joven fallecida tuvo un brote y se tiró al vacíoParo de colectivos por la inseguridad. 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